No sé si llega a ser miedo lo que me invade pero, lo que está claro es que noto una ligera incertidumbre al ponerme de nuevo frente al ordenador. Después de unos meses de descanso siento la necesidad y el deber de reencontrarme con la blogosfera. Este post no es sólo un punto de partida significa, además, aceptar con responsabilidad la publicación periódica de entradas como muestra de respeto ante los que, algún día, han pasado, pasan o pasarán por aquí.
Incertidumbre, reitero, porque nadie sabe por dónde marchará, ciertamente, la estela de alterCádiz en este nuevo curso. Escribir no es sólo dejar caer los dedos sobre el teclado y pulsar una serie de letras con sentido. Para alterCádiz escribir es intentar transmitir un mensaje que, si bien a veces parte de experiencias personales, pretende albergar conclusiones e ideas generales que puedan ser aprehendidas por todos los lectores.
El parón ha sido largo, sí, pero necesario porque ahora las ganas de volver están a flor de piel. A quien ya conozca alterCádiz, sólo animarlo para que siga pasandose por aquí, donde todos sus comentarios serán bien recibidos, y a los que aún no conocen este rincón de la web prevenirlos de que quizás no encuentren lo que buscan pero, aun así, si les gusta hablar en cristiano y debatir sobre esas cosas a las que el mundo actual parece haber dado la espalda, este es vuestro blog.
El parón ha sido largo, sí, pero necesario porque ahora las ganas de volver están a flor de piel. A quien ya conozca alterCádiz, sólo animarlo para que siga pasandose por aquí, donde todos sus comentarios serán bien recibidos, y a los que aún no conocen este rincón de la web prevenirlos de que quizás no encuentren lo que buscan pero, aun así, si les gusta hablar en cristiano y debatir sobre esas cosas a las que el mundo actual parece haber dado la espalda, este es vuestro blog.
Para terminar esta pequeña reflexión de apertura cito al, ahora tan polémico, José Antonio Pagola en uno de sus libros "Jesucristo, Catequesis Cristológicas". Lo hago porque creo que estas líneas contienen todo aquello que, hasta los propios cristianos, olvidamos una y otra vez: la importancia de Jesús en nuestra vidas.
"La fe cristiana no consiste en aceptar un conjunto de verdades teóricas sino en aceptar a Cristo, creer en Cristo y descubrir en Él la última verdad desde la cual podemos iluminar nuestra vida, interpretar la historia del hombre y dar sentido último a esa búsqueda de liberación que mueve a toda la humanidad. El cristiano es, por tanto, un hombre que en medio de las diferentes interpretaciones de la vida, busca en Jesucristo el sentido único de su existencia".
2 comentarios:
gracias por volver! BIENVENIDO. cia
De nada!Muchas gracias por estar ahí!
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