domingo, 30 de diciembre de 2007

¡Feliz Natividad!

El amor no es mero afecto, no es sólo pasión, el amor el algo más: es entrega, es dolor, es Cristo. Son algunas de las palabras que me sobrecogieron, ayer, durante la homilía que predicó un buen amigo en la Iglesia de San Pedro, en La Línea de la Concepción (Cádiz). Me sobrecogieron por lo directo de su mensaje, a la vez que por su dureza, tan cargada de verdad.

En estos días, entre fiestas, juergas, vinos y algún que otro botellón, los jóvenes aprovechamos para desconectar y comenzar con fuerza el nuevo año. Pero, me gustaría recordar que en medio de tanto ruido también es posible, y necesario, hacerle un hueco al Señor, al silencio, a la oración. Y, ante todo, quiero desearos que disfrutéis de este tiempo de Navidad tan significativo para, nosotros, los cristianos.

"El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros", esa frase lo recoge todo, embarga el significado de la Navidad al completo. Un significado que se ve desvirtuado, cada año, por el consumismo voraz en el que todos, me incluyo, caemos sin remedio. Dios se hizo carne. Lo más grande, se humilló hasta el punto de convertirse en hombre para que, por medio de su hijo, llegásemos a conocerlo de cerca, para que que pudiésemos percibir con mayor nitidez la naturaleza del Reino de Dios.

Por eso, porque el niño Jesús, esa "COSITA", porta en sí la Salvación presente y futura del hombre, nada más que por eso y por por todo eso, a la vez, la Navidad tiene el sentido que tiene y debe ser considerada una de las grandes Celebraciones de los cristianos. Así que, alegría, que ha nacido el Hijo de Dios.

FELIZ NATIVIDAD Y BUENA ENTRADA AL NUEVO AÑO 2008

lunes, 10 de diciembre de 2007

Orgullo Periodístico

Estoy de nuevo en Madrid. De nuevo sus prisas, de nuevo sus avalanchas, de nuevo sus ríos de gente que te empujan de un lado a otro sin que puedas evitarlo. Ya pasó el puente más largo del año. Para unos el de la Constitución para otros el de la Inmaculada, la terminología, por desgracia, poco importa hoy en día. Sea como fuere, lo cierto es que los más privilegiados (me incluyo) han tenido unos merecidos días de descanso.

Por la parte que me toca, este semiacueducto me ha llevado por unos caminos que, por más que hubiese querido, no los podría haber imaginado hace unos años. Y es que, por unas circunstancias u otras, desde que viera aquella inolvidable película sobre Juan XXIII, no he parado de leer e indagar sobre el Acontecimiento (con mayusculas) de la Historia reciente de la Iglesia Católica: el Concilio Ecuménico Vaticano II.

Sorprendido, a la vez que ilusionado, compruebo la importancia que en él tuvieron los historiadores del tiempo actual, los cronistas de lo cotidiano, esos maestros del lenguaje que, con las palabras, como única arma, alimentan la opinión de los ansiosos lectores... En definitiva, ese gremio del que, inevitablemente, cada día me siento más cómplice. Los periodistas jugaron un papel importantísimo, sin precedente alguno, respecto a la difusión de cada uno de los detalles que, sobre las sesiones conciliares, podían ser revelados al mundo.

Y no me ilusiono porque todos los periodista que cubrieron el Concilio fuesen maravillosos, ni mucho menos. Al igual que hoy, los hubo buenos y no tan buenos. Sino que me ilusiono porque no pasaron desapercibidos; porque contaron con ellos; los tuvieron en cuenta; los hicieron útiles y porque la Iglesia, en contra de todos los tópicos, no sólo se abrió para su propios hijos los Cristianos sino que, a través de los medios, volvió su cara al mundo entero. La ventana estaba ahí, Juan XXIII la había abierto, y el periodismo, sin duda, fue el mecanismo que ayudó a que, a través de ella, corriese el aire fresco hacia la modernidad.

"Profesionales pero, ante todo, cristianos". Una y otra vez, esa idea, se repitió en las salas de prensa de San Pedro, en las homilías y en las conferencias. La Iglesia ya no tenía miedo de los medios de comunicación. No había que temerles si tras ellos se encontraban personas formadas, periodistas cristianos bien capacitados y dispuestos a aplicar el evangelio en su vida personal y profesional. Todos ellos hicieron posible que el pueblo sencillo pudiese hablar en los bares de Madrid o Londres sobre una "reunión en el Vaticano donde los curas decidían el futuro de la Iglesia". A lo mejor no sabían nada más, pero, qué más da, el mero hecho de que se hablara del Concilio en la calle ya era todo un regalo.

Hoy, deseo rescatar del almacen de la historia un fragmento de los muchos que Juan XXIII dedicó a la periodistas de la época y que, paradógicamente, han quedado recogidos por sus propios destinarios. Ante todo responsabilidad, profundidad y veracidad al servicio de los demás: el resto viene por añadidura.

De la homilía de Juan XXIII a los periodistas, el sábado 7 de noviembre de 1963:

"Venerables periodistas católicos, ansiosos de ejercer vuestra profesión muy digna de estima y que realza aún más su grandeza gracias a la fe que profesáis y la Iglesia a la que pretendéis servir. [...] Levantad la cabeza mirad a lo alto, abrid los ojos del alma y veréis lo siguiente: La tarea del periodista tiene cierta analogía con la del sacerdote. Lo mismo que el sacerdote, vosotros estáis al servicio de la verdad; como él, sois para los demás, no para vosotros mismos. Vocación de servicio, con todo lo que lleva consigo de sacrificio, de fecundidad también, de grandeza y de belleza. Vuestro trabajo os ofrece la oportunidad de experimentar y profundizar sobre las condiciones psicológicas y sociológicas de una mejor transmisión del mensaje cristiano por medio de la prensa. Os ponéis, así, al servicio de Dios y de vuestros hermanos. Hoy podéis gritar sin miedo que sois periodistas, periodistas Cristianos".


domingo, 2 de diciembre de 2007

¡Ansias De Justicia Y Libertad!
















Ya lo he decidido. Hoy voy a matarte. Matarte, en todo su sentido. Te voy a quitar de en medio. Te quitaré la vida, esa que un día te regaló tu madre sin ningún tipo de compromiso. ¿Por qué? ¿Quién necesita un por qué? ¿Tus padres, tus hermanos, tu mujer, tus hijos, que ya no volverán a verte? No lo sé. Le tocaba a un policía y punto. No me preguntes por qué, no digas que no dispare, no me intentes convencer. Ni si quiera te conozco, así que no me ablandarás el corazón con un discurso lastimero. Mejor cállate, pero, esta vez, hazlo para siempre.

Ya está. Suenan como si fuesen petardos. Por un momento, pienso en las Fallas de Valencia, este año no me las puedo perder. Disfruto del momento, he vaciado el cargador. Casi he podido ver las balas partiendo de la punta de la pistola. Imagino la trayectoria, adivino la meta. He dado en el clavo, mi pulso no ha temblado. Tu cuerpo cae al suelo, pesado, sólido como una losa de granito. Retumba el sonido de tu pecho sobre el cemento pero, yo, ya no te veo. He salido corriendo. Ahora que ya no estás, incluso, me das miedo. Matarte ha sido fácil, más cuando lo he hecho por la espalda, cuando te he disparado en la nuca. Lo peor viene ahora, quizás no debí hacerlo.

Primero serán las noticias, yo no las veré, estaré lo bastante ocupado en huir como para pararme a escucharlas. Mira, me has hecho un favor, tengo mi minuto de gloria. Todo el mundo quiere encontrarme. Sí, está claro, he hecho esto por mí. Por llenar mi vida, tan vacía de valores, tan relativa, que necesita de estos "sobresaltos" para sentirse viva.

Luego, será tu hogar, te reclamará. Siempre buscando un por qué, no lo entiendo. Tu hogar, tu pueblo, tu ciudad, tu provincia, tu nación. ¿Nación? Qué palabra tan controvertida, qué gusto da matar por ti, mi pequeña nación, mi País. Pero, ellos no nos comprenden, ¿verdad? ¿España? Bah, me cuesta, incluso, escribir esa palabra. Sí, para mí sólo es una palabra vacía de connotaciones, si acaso llega a eso...

Pero no sé cómo lo hacen, con lo diferentes que parecen, al final acaban unidos en los momentos malos. Hoy se han unido por mi causa. Millones de personas han salido a la calle, es una manifestación. Desde la Puerta de Alcalá, por toda la Gran Vía, hasta la Plaza de Callao una alfombra humana serpentea por las calles de Madrid. Cambio de canal. Bilbao, Valencia, Barcelona, Salamanca, Cádiz, Cáceres..., en todas los mismo. Menudo éxito. Aunque, por más que me fijo, no veo mi nombre por ningún sitio. No, no es mi nombre el que cubre las pancartas, a ver que pone...Raúl Centeno.

¿Raúl Centeno? ¿Quién será ese tal Raúl Centeno? No tengo ni idea. "Por el fin de las muertes injustas", puedo leer finalmente en una de las pancartas. Muertes, matar..., sí esa palabra la conozco bien, me suelo levantar con ella en mi cabeza algún que otro día. Pero, ¿la otra? ¿Injusticia? ¿Justicia? qué diablos significan. Justicia. La verdad es que suena bien, la buscaré en el diccionario, supongo que vendrá. Pero, si no me gusta su significado pasaré de largo. Adiós policía español, quizás un día me entere de tu nombre. O, quizás no. De momento, con saber que te he matado me es suficiente.


Ni una victima más a manos de ETA. Nunca más la justicia por sus manos. La única Justicia posible es la Democracia. Únete a ella, por la Libertad, por Raul Centeno, por Fernando Trapero y por todas las víctimas injustas del terrorismo, en la manifestación convocada el próximo martes, 4 de diciembre, en Madrid. Alcemos la voz: ¡ETA NO!

viernes, 30 de noviembre de 2007

Spe Salvi

Este post, más que una entrada es una llamada de atención para los que aún no se hayan enterado:

¡Tenemos nueva encíclica, Benedicto XVI vuelve a publicar! Spe Salvi (Esperanza salvífica), es su nombre y no puede llegar en un mejor momento. El Adviento, el tiempo donde nuestras esperanzas reposan durante cuatro semanas en la antesala de la felicidad que nos provoca la Natividad del Señor. Palabras desde la Fe, desde el corazón, para corazones a los que le hace falta un empujón, para todos y cada uno de nosotros que necesitamos un golpecito diario en la espalda. Benedicto se entrega a sus fieles, recuerda que la redención del católico se fundamenta en su esperanza, "una esperanza -según sus palabras- gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino".

Yo, he decidido que Spe salvi sea mi golpecito en el espalda durante este mes de diciembre y las fiestas navideñas así que...¡voy a leerla ya!


miércoles, 28 de noviembre de 2007

Erre Que Erre: ¡¿Otra Vez Verano Azul?!

Al igual que hace unos días colgué una entrada en la que afirmé que me había sentido avergonzado de la Iglesia. Hoy cuelgo esta -que ya llevaba una semana rondando por mi cabeza y no aguantaba más ahí dentro- en la que salgo en su defensa. Creo que la crítica es muy necesaria, siempre que sea constructiva y con vistas a mejorar una situación previa. Pero criticar por crispar…no, eso no, nene malo…

Estoy hablando de una de las varias noticias que se publicaron en Público (vaya juego de palabras), el 20 de noviembre, en referencia al discurso que Ricardo Blázquez -presidente de la Conferencia Episcopal- pronunció el pasado 19 de noviembre. Ésta, en concreto, se titulaba “Blázquez se sale del guión y mira hacia atrás sin ira”. La noticia, fruto de dicho discurso, no pierde la ocasión para atacar de nuevo a la Iglesia, aun cuando, esta vez, no había motivos.

Entre algunos de sus “halagos” podemos leer: “[La Iglesia] no acostumbra a pedir perdón por su pasado reciente, el que cuelga en los muros de iglesias y catedrales el yugo y las flechas junto al recuerdo de los muertos de un solo bando”. Ya hemos hablado de esto y creo que no merece un mayor comentario. La Iglesia se equivocó al apoyar a Franco, pero, ¿por qué llamar fascistas a los mártires? Porque, evidentemente, ese “recuerdo de los muertos de un solo bando” les sirve para meter la puya respecto a las beatificaciones del pasado octubre. En fin, ya escribí en su día sobre ello, así que, pasemos página. O mejor, démosle con ella en la cara a los majetes de Público.

La Iglesia, señores, sí suele pedir perdón. Juan Pablo II fue el Papa que más veces pidió perdón por los daños que la Iglesia pudo haber causado a la sociedad. Pidió perdón por las guerras de los cruzados en oriente; pidió perdón por las muertes injustas y sin razón a manos el tribunal inquisidor; pidió perdón por las múltiples y falsas guerras en nombre de Dios; pidió perdón por el exceso de poder y la opresión que han sufrido los pobres por parte de una jerarquía anticuada y abusadora…Sí, pidió perdón. Sólo hay que echar un ojo a algunas de sus encíclicas o múltiples homilías.

Es más, la Conferencia Episcopal también se ha disculpado. En 1999 salió a luz un documento titulado La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX, donde se unía el pasado con el presente, se daba gracias a Dios por los dones recibidos y se reconocían los pecados de la Iglesia. Además, Blázquez, en sintonía con Juan Pablo II, quiso recordar, en su reciente discurso, que “pedir perdón y reorientarnos implica tanto el reconocimiento de las limitaciones y de los pecados como el cambio de actitud y el propósito de la enmienda”. Y añadió: “Deseamos pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en uno u otro lado de los frentes trazados por la guerra”.

Pero no es suficiente: “Perdón con la boca pequeña”, añaden en un ladillo. No, claro que no, nunca es suficiente cuando los argumentos en contra se acaban, cuando un jefe mete presión y la noticia debe salir con un buen titular a la cabeza. En esa situación, se tira de donde sea: “Ricardo Blázquez no se despegó de un discurso que, como todos los suyos, huye del ruido de los grandes titulares, pero supo desempolvar palabras que hasta ahora permanecían enterradas en el diccionario de los obispos. De esta manera, el presidente de la Conferencia Episcopal también recordó a quienes no lucharon en el bando bendecido por la Iglesia”.

Si algún fallo tienen los medios cuya línea editorial es de izquierdas, es el de pecar de imprudentes respecto al tratamiento de las noticias eclesiales. No se paran, no leen, no analizan, simplemente lo sueltan y ya está. Me estoy imaginado una conversación entre el jefe de un periódico y alguno de sus redactores:

Redactor: -Tenemos un buen titular, jefe, que, además, jode a la Iglesia.

Jefe: -Buff, me encanta. Ya estás quitando el que teníamos en portada, te buscas una foto del Blázquez ese y me lo colocas a 5 columnas, ¿eh? ¡Y rapidito que hay que darles caña a esos purpurados!

Ahora, fuera de bromas, es evidente que cada medio de comunicación tira para su lado. En el panorama de la información nacional no se salva ni el gato. TODOS están vendidos y atados a alguna empresa que les dicta por donde tienen que andar sus informaciones. Pero, aun partiendo de esa desoladora base de la que todos somos conscientes, lo que me parece aún más triste es el herir por herir, alimentar el odio y animadversión contra la Iglesia a partir de unos clichés históricos a los que se les da bombo y bombo hasta reventar.

Evidentemente, estas publicaciones saben a quien van dirigidas, tienen un target muy concreto y una audiencia fiel predispuesta a la crispación y a dejarse provocar. Lo que no saben, medios como Público, es que, los cristianos del S.XXI que nos acercamos a sus páginas y leemos esas cosas, estamos empezando a inmunizarnos, pronto dejarán de afectarnos y pasaremos de largo. De momento, nos sentimos como cuando nos sentábamos en el sofá las calurosas tardes de agosto y cambiábamos de canal porque en la primera estaban echando de nuevo “Verano azul”. O sea, estamos muy cansados de leer siempre lo mismo, siempre la vuelta a la misma tuerca, siempre los mismos y pesados argumentos en contra de la Iglesia. Por favor: ¡Renuévense!


Pulse aquí para bajar la edición PDF del Diario Público del día 20 de noviembre.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Cristo: ¿Monárquico O Republicano?

Esta entrada se la debo a mi amigo y, desde el viernes, padrino Antonio Montero. Lo animé a que escribiese sobre la festividad de Cristo Rey del Universo, que se celebró el pasado domingo y que puso fin al año litúrgico. Este es el resultado. Gracias:

“Mi reino no es de este mundo” (Jn 18, 36)


Ni en un Mercedes, ni en un BMW oficial. E
ntró triunfante sobre el lomo de un pollino… Ya me gustaría a mí ver a algunos políticos de nuestra España haciendo de su vida un ejemplo claro de lo que es servir a los demás…, sin aparentar.

Es cierto, Jesús supo “reinar” pero, lo hizo desde su Cruz, y acompañado por dos ladrones. Los gobernantes de hoy en día siguen sabiendo mucho de ladrones (sólo que son más de dos los que pululan por ahí), pero, por desgracia, de cruz, de sufrimiento y de redención, de eso, saben bien poco. Su corona, fue de espinas y su trono un madero. No necesitó que un conglomerado de empresas mediáticas estuviese a sus pies para difundir su mensaje. A su Verdad, plena, le hizo falta ningún SMS en el que se dijera “pásalo”. Desde el momento que en el que lo clavaron, todos supieron que su legado sería eterno.

No sé si Jesús sería partidario de una III República o de una Monarquía Constitucional. Lo único cierto es que este domingo 25 de noviembre todos los cristianos hemos vitoreado, cual Domingo de Ramos, que Cristo es nuestro Rey, es el Rey del Universo. Monárquicos o republicanos, da lo mismo, aquí, sólo quisiera reflejar la humildad, el amor y el perdón que derrocha Jesús como ejemplo para todos los que nos consideramos, cristianos y para más de un servidor del bien común…

Muy lejos de un dominio ideológico o de una manipulación en la educación de las conciencias y, con la mirada libertadora que caracteriza a los hijos de Dios, se nos plantea esta fiesta como el momento para poder contemplar, de manera íntima y profunda a nuestro redentor. Ante él, ante su Reino, nos sentimos superados, su amor nos ciega, nos cala hasta dominar y reinar en lo más profundo de nuestra alma. Es lo que también conocemos como el “Señorío de Dios”. Un “Señorío” que, por cierto, se encuentra muy lejos de cualquier connotación política.

Dios reina , sí, Dios es Señor de todo y de todos; está por encima de cualquier tiempo y gobierno; Él es el Rey de Reyes quien, con su vida, “enaltece a los humildes, los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos”. Los gobiernos pasan, las monarquías, las repúblicas, las dictaduras… pero Cristo, vencedor desde el principio de los tiempos, permanece para siempre.

Cuando todo el mundo exige el perdón de la Iglesia, en concreto me estoy acordando de ese tal Llamazares, hay también movimientos y cristianos de a pie que se preguntan, ¿cuándo nos van a pedir perdón a nosotros por los ultrajes, las vejaciones, las faltas de respeto en los medios y por el maltrato de políticos insensatos? Para más inri, en la Conferencia Episcopal -con Blázquez a la cabeza (por más que le pese a algún epíscopo)- se comenta el perdón por parte de la Iglesia en España. La Iglesia vuelve a pedir perdón, una vez más.

En la palestra cotidiana hasta el más “pintao” procuraría bajarse de la cruz en los momentos difíciles y salvar su pellejo: “¡yo a lo mío y que se las apañen los demás!” La pobreza ideológica e intelectual influye, con el miedo, sobre la valentía que ha de demostrar el creyente que se siente llamado a imitar la vida de Jesús y a dar ejemplo. Y, aunque es cierto que muchos prelados de boquilla o cristianos de misa semanal, no dan la talla para ponerse como modelos; eso no se puede convertir en una excusa para huir y no fijarse en nuestros rasgos comunes esenciales: humildad, sencillez, sacrificio, amor y perdón.

Él es Rey, pero su reino no es de este mundo. Él no nos va a increpar el famoso “por qué no te callas”, ni mucho menos, ni siquiera se va a imponer. Pero, ojo, tampoco es mudo. Con su vida y obra nos deja entrever la cara al “Reino de Dios”, los Evangelios nos proponen (no nos imponen) un estilo de vida con un nivel de exigencia máximo. Nos asoman al precipicio, nos avisan de que la caída puede ser dolorosa, pero, aun así, nos invitan a saltar sin miedo. Cristo saltó, sin paracaídas, descendió hasta la humillación suprema para, luego, ser enaltecido para siempre por su Padre. Sin la humillación, sin el sentido del sacrificio en la Cruz, no se puede comprender su Reino. Es por eso, que si la palabra Rey implica monarquía, desde hoy 25 de noviembre y sólo por Ti, Cristo Rey, cuentas un monárquico acérrimo.

jueves, 22 de noviembre de 2007

"La Paz Es El Bien Supremo"

"Y ahora me llaman Papa cuando lo que yo quería era seguir siendo un pobre cura de pueblo". Palabras de este talante y humildad son las que salían, con frecuencia, de la boca de Juan XXIII, el Papa de la Paz. Pocos imaginaban que un hijo de campesinos, en un pontificado que los medios y la propia curia calificaban "de transición", pudiera iniciar el mayor Concilio ecuménico de la Historia de la Iglesia.

Esta tarde me ha ocurrido algo maravilloso, no sé si os ha pasado alguna vez. A mí, estas cosas me dan vida. Es como el que, de pronto, descubre que tenía un maletín lleno de chocolatinas bajo su cama y que, durante muchos años, no ha sido capaz de olerlas. Pero, resulta, que un buen día da con ellas. Tengo en casa muchísimas películas, de todo tipo, históricas, comedia, dramas... Pero, por falta de tiempo, o porque sé que siempre van a estar ahí, casi nunca me pongo a verlas. Cada noche, al guardar el móvil en el cajón de mi mesilla, me topaba con la carátula del largometraje "Juan XXIII, el Papa de la paz". No exagéro si digo que llevaba ahí más de un año y, yo, pobre ignorante, nunca reparé en él . Pero, hoy, por exigencias universitarias, la he visto. Aún estoy flotando en una nube, casi mística diría yo. No tengo palabras, sólo puedo atinar a escribir estas:¡Tenéis que verla! ¡Todo aquel que valore la humildad, tiene que verla!

Àngello Roncalli era el cuarto de catorce hermanos y su familia se dedicaba en exclusividad al campesinado. Apenas tenían dinero para subsistir así que, ante la temprana vocación del pequeño, su padre cerró la posibilidad de inmediato: "necesito hijos trabajadores para que entre el pan en esta casa y poder vivir, así que, nada de curas". Lo que no sabía el padre de Àngelo es que cuando Dios llama no hay puertas ni muros que puedan detener su voz y que cuando una vocación latente se reprime lo único que se consigue es que estalle con más fuerza y energía, inundando a todos de amor. Roncalli se dio cuenta, no había vuelta atrás, Dios estaba en él y necesitaba darse a los demás. El Señor se salió con la suya. Gracias a la ayuda económica de un sacerdote amigo y de un terrateniente, el pequeño pudo ingresar en el seminario y, después de unos años de preparación, recibió las Sagradas Órdenes.

Juan XXIII fue su nombre una vez elegido Papa pero, antes de ello y durante toda su vida, Àngelo Roncalli demostró ser fiel transparencia de Jesús. Ante todo era humano, tenía los pies en el suelo y, aunque era un hombre de profunda Fe y temor a Dios, no dejó de lado, jamás, los problemas de los que clamaban un poco de justicia. Su gran conciencia social, lejos de inmunizarlo, lo mantuvo despierto y entregado a los demás durante uno de los periodos más duros y crueles de la historia moderna. Los totalirismos estaban en pleno auge y la Iglesia no era bien recibida en sus casas. Persecusiones, matanzas de seres humanos inocentes, campos de concentración, todas estas barbáries, junto a un buen corazón aferrado al Señor, fueron forjando la personalidad de este Papa que eclipsó a un mundo que clamaba sin cesar un nuevo portavoz de Cristo, en definitiva, un nuevo emisario de la Paz.

Ante todo, a Àngelo le importaba la persona. Desde Roma le solían criticar porque, durante su estancia en Bulgaria -siendo ya Obispo-, se relacionaba con la Iglesia Ortodoxa o se encargaba de tramitar "visados de tránsito" de la delegación apostólica para salvar a los judíos del cruel destino que les esperaba en Mauthausen-Gusen o Treblinka. "Àngelo, te dedicas a ayudar a todos pero, ¿cuántas conversiones has conseguido en este tiempo?", le preguntaban desde el Vaticano. Cuando tuvo que dejar Bulgaria, un gran número de fieles ortodoxos, campesinos y obreros pobres, salieron a despedirlo en señal de gratitud y ecumenismo. "¿Conversiones? -respondió-, la gratitud y el amor son las verdaderas conversiones...". El Papa bueno, el Papa de la paz -lo llamaban- no son calificativos alimentados de vagueza o rumores sino de actos y de entrega.

No tiene por objeto, esta entrada, ser una biografía de Àngelo Roncalli, eso, no tendría ningún sentido ya que en internet hay cientos de páginas donde poder encontarla y, por lo tanto, yo no estaría aportando nada nuevo. No, no son los datos biográficos los que pretendo destacar sino su forma de vivir, sus palabras y su buen hacer. Nada más ocupar su lugar correspondiente en el Estado Vaticano llevó a cabo unas cuantas medidas que, estoy seguro, no le harían ni pizca de gracia a la curia de 1.958. Decidió que, debido a su voluminoso peso, los cargadores de la silla papal debían cobrar más que cuando estaba su antecesor Pío XII, además también les subió el sueldo a los jardineros, "por lo bien que cuidaban de las flores, las hijas mudas de Dios". Pero, ¿de dónde sacó el dinero para poder remunerar con un mayor salario a los empleados? Pues, rebajó el sueldo de la curia y, así, de paso, les recordó que el voto de pobreza también iba con ellos. Este Papa venía pegando fuerte y se las traía. Muy pronto, estaría en boca de todo el mundo debido a su infinita bondad.

Si había algo que obsesionaba a Juan XXIII, era el logro de la paz. "Hay tanto que hacer, hay tanto dolor. La paz es posible, es necesaria, los mandatarios del mundo se tienen que sentar en una mesa y dialogar. Los cristianos mismos tenemos que dialogar. El dialogo es la base de toda relación, por muy crispada que esta pueda llegar a ser, mediante el diálogo es posible entenderse. ¿Acaso si Kruschev y Kennedy se sentaran en una mesa y dialogaran no iban a entenderse? Claro que sí, lo que pasa es que nadie quiere dar el primer paso. Los humanos no debemos defendernos sino entendernos".

"Los cristianos no pueden tener miedo, deben ser atrevidos", decía constantemente. Y él lo fue, sí que lo fue. En situaciones de máxima tensión supo mantener el talante, rezar y confiar en que la providencia lo ayudase a elegir el buen camino. Quiero hacer mención a un mensaje que Juan XXIII lanzó por radio a las altas esferas comunistas y capitalitas en plena Guerra Fría. Resulta curioso, y he consultado en varios libros y páginas web, no encontrar alusión alguna a este acto tan memorable y decisivo para el destino de la humanidad. Durante la crisis de los misiles de Cuba, en 1.962, los dos bloques principales que conformaban los bandos de la guerra fría, EE.UU y la URSS, estuvieron a punto de enfrentarse y causar la muerte de millones de personas mediante una hecatombe nuclear. "Después de continuas negociaciones secretas", recogen los libros de historia, las dos potencias llegaron a un acuerdo y pusieron fin a la crisis. Pero falta un detalle, una pieza sin la que el puzzle no acabaría de encajar. Juan XXIII, consciente de la importancia de los medios de comunicación y del desastre que supondría el estallido de la crisis, grabó un mensaje radiofónico que, posteriormente envió a la Casa Blanca y al Kremlin. En él instaba, con palabras de paz y cordura, a que pesaran en las víctimas, en la gente inocente que iba a morir, y a que valoraran si realmente era necesaría esa guerra. Ninguno de los dos bloques quería dar el primer paso, eso sería como aceptar la superioridad del enemigo. Finalmente, escucharon al Papa y ambos acordaron retirarse al mismo tiempo.

En sus cinco años de pontificado visitó hospitales, parroquias y cárceles, transmitió la Palabra allí donde puso un pie, y escribió su famosa -y no exenta de polémica- encíclica "Pacem in terris". Pero, sin duda, por lo que Juan XXIII ha pasado a la historia ha sido por preparar y convocar, en 1.962, el Concilio Ecuménico Vaticano II. Él lo define así: "La Iglesia debe encontrar nuevas palabras para llegar al corazón de todos. Las verdades de la Iglesia son inmutables pero podemos cambiar el modo de comunicarlas a los fieles. Ya que grandes peligros amenazan la paz y grandes son los cambios de nuestro tiempo, el Gran Concilio no tiene que discutir sobre dogmas sino sobre cómo debe la Iglesia responder a los problemas de hoy". Católicos, Protestantes y Ortodoxos, fueron uno, comenzaba el camino hacia el Ecumenismo: Gracias Juan.

Murió una tarde de septiembre de 1.963, su luz se apagó en la tierra pero comenzó a brillar en el cielo. Se fue tranquilo, sereno, como sólo se puede marchar aquel que confía ciegamente en Dios. Ascendió para unirse, definitivamente, con Jesús. Por fin, pudo corresponder al abrazo fraterno que Cristo nos lleva ofreciendo, desde hace 2.000 años, con sus brazos extendios en la Cruz. Se fue para seguir caminando y mediando por la paz del mundo. "Nunca se deja de caminar porque la vida está hecha de cielo, sólo nos detenemos un rato aquí, en la Tierra, para seguir, posteriormente, nuestra senda".

lunes, 19 de noviembre de 2007

Receive The Power

Faltan 292 días pero nadie está dispuesto a dormirse en los laures. La XXIII Jornada Mundial de la Juventud 2008 (JMJ08) está al caer. Este verano miles de jóvenes se desplazarán hasta Sydney para disfrutar de una semana de armonía, oración y fraternidad con el Papa Benedicto XVI.

El encuentro, que tendrá lugar del 15 al 20 de julio, es de suma importancia ya que señalará la primera visita a Australia del Papa. Por ello, las distintas diócesis del mundo se están preparando para este gran acontecimiento. Se organizarán peregrinaciones desde los más diversos lugares del planeta. Pero, para partir de una situación de igualdad, los responsables del evento han preparado varios "paquetes de viaje" dependiendo de la renta per cápita del país de origen. Así, en la web oficial, encontramos un apartado llamado "peregrinos" donde podemos elegir, dependiendo de las capacidades económicas de cada cual, el viaje que más convenga a nuestro bolsillo. Además, por si te queda alguna duda, la Web tiene una sección donde responden a las preguntas más frecuentes de los peregrinos.

La JMJ se inauguró en 1986 de la mano de Juan Pablo II. Lo normal es que su celebración se dé en la cittá eterna pero, cada tres o cuatro años, se elige un país anfitrión y se realiza a nivel internacional. Colonia fue el último destino, donde el 2005 más de 600.000 peregrinos de 200 países del mundo mostraron al mundo la fuerza transformante de la oración sincera. Posteriormente, Benedicto XVI publicó "La revolución de Dios", un libro donde narraba su grata experiencia en Colonia y daba la gracias a los jóvenes por tan inaudita participación.

"Hemos venido a adorarle, (Mat. 2, 2)", fue el tema de Colonia. Sydney también tiene el suyo propio y con un trasfondo muy humano y rompedor: "El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante, (Luc. 9, 48)". ¿Quién no ha soñado alguna vez con sentirse importante? Jesús, como siempre nos vuelve a sorprender con sus palabras. No es el éxito, la fama o el dinero lo que nos hace importante a los ojos de Dios, sino todo lo contrario. El humilde, el despojado, el que se da cuenta de que su grandeza no es equivalente a sus posesiones, ese, es el que alcanza el éxito y la gloria eterna.

Conforme se vaya acercando el día iré publicando mayor información acerca de la JMJ08. De momento me gustaría quedarme con un detalle que me ha eclipsado, que no he logrado sacar de mi cabeza y que llevo tarareando toda esta última semana. Se trata del himno oficial de la Jornada Mundial de la Juventud, "Receive the power". La canción, elegida entre más de 120 candidatas, es un canto a la esperanza, es un constante gritar, un aleluia sin fin que agradece y alaba a Dios por darnos la vida y cada momento de nuestra existencia. La letra es preciosa, aunque está en inglés es fácil de entender, la música, impecable, envuelve desde el primer momento. Os invito a que la escuchéis y dejéis volar vuestra alma por unos minutos. Además, para evitar el monopolio del inglés, se ha creado una segunda versión internacional donde también se canta en italiano, francés y español, para que os quejéis...

A continuación os paso el link que os lleva directamente a la web donde está "Receive the power", ahí os la podéis bajar a vuestro ordenador sin problemas. Además os dejo escrita la letra para que la espera se vaya haciendo más corta. ¡Abrid los oídos y disfrutad de esta gozada musical!

Receive de Power (pincha sobre el título para descargarla)




Verse 1
Every nation, every tribe,
come together to worship You.
In Your presence we delight,
we will follow to the ends of the earth.

Chorus
Alleluia! Alleluia!
Receive the Power, from the Holy Spirit!
Alleluia! Alleluia!
Receive the Power to be a light unto the world!

Verse 2
As Your Spirit calls to rise
we will answer and do Your Will.
We’ll forever testify
of Your mercy and unfailing love.

Chorus

Bridge (bis)
Lamb of God, we worship You,
Holy One, we worship You,
Bread of Life, we worship You,
Emmanuel, we worship You.

Chorus

domingo, 18 de noviembre de 2007

Vivito Y Coleando

Así no. Mientras haya trece curas que se suban a un altar a proclamar su gloria, poco tenemos que hacer. No, Santa Iglesia, no. Ya pasó la dictadura. Pasado mañana se cumplirá el 32 aniversario de la muerte de Franco. Casi tres generaciones. No merece la pena volver a mancharse las manos. No merece la pena seguir haciendo del dictador uno de los "heroes de la Historia de España".

Hoy, como cada año, las distintas escisiones de la Falange española se han reunido en el Valle de los Caídos para rendir culto su mentor y creador Francisco Franco. Bien, hasta que dentro de muy poco la Ley de Memoria histórica lo prohiba, esta personas no han hecho nada anticonstitucional. Aunque, esto no quiere decir que dichas reuniones de radicales no me provoquen cierto reparo e, incluso, temor.

Manos alzadas y gargantas que se desgañitan cantando el "Cara al sol". Recuerdos de una época represiva y amarga. Censura, miedo, paredón, los grises... ahora son palabras, pero, aun así, el sólo nombrarlas abre brechas en la memoria y a mí me llenan de rabia e impotencia. Nadie se merece una dictadura, el pueblo español no se la merecía.

Echando un vistazo a la prensa me he encontrado con la narración de la visita de los falangista al Valle. Nada fuera de lo común. Tampoco me sorprendió, demasiado, el hecho de que se celebrarse una Eucaristía. Es domingo, el día del Señor, así que, tampoco, nada fuera de lo común. Seguí, leyendo el texto, llegué a las rogatorias y... premio: rabia e impotencia de nuevo.

El párroco que presidía rogó, sí, rogó por el dictador en un tono, para mi gusto, desdeñable: "Por Franco, que perdonó a todo y a todos...". No señor, y "perdone" si me pongo quisquilloso. Según la RAE perdonar es "remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa". Franco, no perdonó, las dictaduras no perdonan. Cosa distinta es que se mereciera o no el perdón de Dios (eso no nos compete, allá arriba ya habrán ajustado cuentas). Morir perdonando a todos y a todo, uy uy, cuánta fuerza tiene esa frase, cuánto entraña en su interior. A mí, personalmente, me recuerda a la muerte gloriosa de nuestros mártires. Eso sí es ejemplo, eso sí es morir perdonando. Pero, mantener a un país ahogado y manejado a su antojo y deseo durante 40 años, padre, eso no es perdonar.

Por eso siento rabia, porque me siento Iglesia y, como un hijo toma de ejemplo a sus padres yo la tomo a Ella. Pero, ante situaciones así no me puedo callar: el hijo, hoy, se ha sentido avergonzado de sus progenitores. Como el cuerpo humano que está formado por miles de microorganismos distintos, la Iglesia también es una institución plural que necesita del aporte de cada una de sus células, llámense curas, religiosas, laicos... Cada cual, libre de pensar como quiera, puede unirse o desligarse de estos acontecimientos. Sé que hay muchos curas que no piensan en absoluto así, pero, por desgracia, hechos como el que se han dado hoy en el transcurso del Sacramento de la Eucaristía en el Valle de los Caídos, me demuestran que aún quedan de los que sí apoyan al famoso caudillo.

Yo desde luego digo: ¡BASTA YA! Si queremos avanzar, si queremos ser Iglesia del siglo XXI, si necesitamos jóvenes, porque da pena mirar un domingo a tu alrededor en la misa y verte solo entre gente mayor (con todos mis respetos a esta), en definitiva, si queremos una Iglesia viva ¿a qué viene esa exaltación de la figura del generalísimo ante Dios? ¿Cuántos años hacen falta para enterrar el cuerpo de Franco y que éste no siga recorriendo las calles de España? Democracia, libertad, hambre de Dios, solidaridad, esperanza. Esa es la esencia, ese el mensaje que queremos oír los que decidimos unirnos a Jesús. Basta de dictaduras, basta de represión y, por favor, basta de Franco.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Y Vuelve A Amanecer

Quizá debería seguir un orden cronológico de publicación. Sí, publicar sólo los miércoles, o publicar dos días en semana. Pero, no puedo. En un manual de periodismo leí que "la noticia no tiene hora" y desde entonces me he apuntado el tanto. Algunos amigos míos, siempre sacan la frase para reírse de mí y de mis ansias de comunicar, de dar a conocer. Hoy, una vez más la vida me ha vuelto a sorprender y me demuestra que, efectivamente, dicho manual tenía razón. Pero, sobre todo, me demuestra que Dios sabe hacer bien los deberes: las cosas nunca pasan porque sí.

Ha sonado mi teléfono, un nokia 6288, y cuando he mirado a ver quién era -entre el destello de las luces de la pantalla- he podido comprobar que se trataba de Antonio Lacasa. He cogido el aparato, lo he sostenido entre mis manos y, dudando un momento, he pulsado el telefonillo verde: "Hola Carlos". Esas han sido sus primeras palabras. Sonaban temblorosas y nerviosas pero, a la vez, exhalaban un retazo de alegría; como si lo que estaba diciendo fuese algo pendiente que tenía en el tintero y que, por fín, podía llevar a cabo.

Este verano he tenido la suerte de conocer a Antonio. Las circunstancias, estoy casi seguro, no eran las que ambos hubiésemos deseado. Pero, en ocasiones no es posible elegir ni el dónde y ni el cómo, Dios simplemente nos coloca ahí, cara a cara. Ocurrió en el Hospital de Jerez de la Frontera. Yo, estaba haciendo prácticas en un periódico de la zona y me encargaba de escribir reportajes sobre temas locales. A principios de agosto, Antonio se puso en contacto con la redacción requiriendo que, por favor, alguien se pasara por el hospital ya que deseaba hacer un reportaje para homenajear a una de las enfermeras. Quedamos en la cafetería. Había bastante gente así que Antonio, mi grabadora y yo pasamos desapercibidos. Pronto se creo un ambiente de agradable confianza y, entre sorbos de Coca-cola, comenzó a contarme su historia.

Ana, su mujer, llevaba más dos años de tratamiento: tenía cáncer. Pero hacía dos semanas que había empeorado y se encontraba ingresada en el hospital. Antonio y Ana deseaban agradecer con todas sus fuerzas, la dedicación que Ángeles Medrano había volcado en ellos dos durante todo este tiempo. El reportaje se escribió y se publicó. Así, Angelita (como la conoce todo el mundo), recibió su humilde pero merecido homenaje. Hasta ahí, parecía que la historía había terminado, pero no:

Hoy, casi tres meses después, Antonio me ha llamado. "Todo ha pasado", me ha dicho. Ana ya descansa pero, Antonio tenía algo que hacer y que, según él, me debía. "Te doy las gracias por lo que hicistes", afirmó. No he podido evitar, sentir vertigo ante sus palabras de agradecimiento. Sobre todo, porque jamás hubiese imaginado que en mis meses como becario iba a verme involucrado en una historia tan humana y a la vez dolorosa como la lucha contra la, a veces imparable, enfermedad del cáncer.

En su día le escribí a Angelita pero, hoy, quiero escribirte a ti, Antonio. Por luchar e intentar sobreponerte a esta situación. Te doy las gracias, por hacerme valorar el trabajo periodístico, por hacerme sentir útil y orgulloso al saber que mis palabras hicieron felices a Ana, Angelita y a ti. Muchas Gracias.

Desde este blog sólo me queda darte todo el apoyo y la fuerza del mundo, ánimo. No te olvides de tus familiares que estarán dispuestos a dejárselo todo por volverte a ver feliz. Y, sobre todo, no te olvides de Dios, él nunca se va, no se muda, Él está ahí en los buenos y los no tan buenos momentos. Pídele consuelo siempre que te acuerdes y recuerda que Ana ya goza de su presencia.

Un abrazo enorme. Por cierto, te tomo la palabra, no te creas que te vas a escapar de invitarme a esa comida. Y te advierto que soy de buen comer...

jueves, 15 de noviembre de 2007

El Progreso De La Fe

Las nuevas tecnologías se han hecho con un pedazo, bastante grande, de nuestras vidas. ¿Has pensado que sería de la tuya si dejases el móvil apagado durante una semana dentro del cajón de la mesita de noche? Qué horror, cientos de mensajes de llamadas perdidas saltarían sin control nada más volverlo a encender.

El jefe, para preguntarte donde has metido el dossier que te encargó, el amigo, para decirte que al final se canceló el plan de ir al cine o tu madre, para advertirte de que tengas cuidado si vas a salir ya que ha oído en las noticias que habrá revueltas callejeras debido al próximo partido de la selección española. Quita, quita, es mejor llevar el móvil encima para estar bien comunicados y el MP3 para escuchar la música que nos gusta y que, previamente, como buenos compañeros hemos “compartido” con otros internautas a través del ARES o el E-mule. Miremos donde miremos la tecnología forma parte de nuestras vidas; ayuda a que nuestra existencia sea más fácil y, por qué no, más entretenida.


¿Qué pasa cuando la tecnología y la Fe se cruzan? Para algunos, estos dos términos están tan alejados, el uno del otro, como pobreza y Bill Gates. Sin embargo, sólo se trata de una primera impresión. Los sentidos nos suelen engañar. Lo que vemos, palpamos u oímos ayuda a crear nuestra primera impresión. Pero, si nos encerramos y confiamos en que todo es tal y como lo percibimos la primera vez, posiblemente no lleguemos muy lejos. Más vale pecar de curioso y pesado que de inmovilista y desinteresado.

Es por ello, que hay rasgar con la uña hasta romper la primera capa, hay que profundizar para conocer los cambios sociales y las necesidades que, en cada momento, necesitan las personas que conforman las comunidades. A la Fe le pasa absolutamente lo mismo que a las primeras impresiones. Son muchos los que han oído hablar de ella y son muchos más, aun, los que tienen impresiones y opiniones sobre ella. Sin embargo, ¿cuántos son los privilegiados que profundizan en su Fe? ¿A cuántos les interesa? ¿No es mejor seguir con mi opinión hasta el final del camino sin importar que ésta sea errónea?

Estamos en el siglo XXI, poco a poco vamos siendo conscientes, las evidencias de ello marcan nuestro devenir diario. La Iglesia, también ha caído en la cuenta. La modernidad tecnológica, lejos de ser un enemigo al que derrotar, se ha convertido en un aliado al que apoyar a la hora de proclamar la verdad y la Palabra de Dios. Ya lo dijo Pablo VI en su encíclica sobre los medios de comunicación “Inter Mirifica” (entre lo maravilloso), publicada el 4 de diciembre de 1963, y de la que me permito citar un fragmento:

1. Entre los maravillosos inventos de la técnica que, sobre todo en estos tiempos, el ingenio humano, con la ayuda de Dios, ha extraído de las cosas creadas, la madre Iglesia acoge y fomenta con especial solicitud aquellos que atañen especialmente al espíritu humano y que han abierto nuevos caminos para comunicar con extraordinaria facilidad noticias, ideas y doctrinas de todo tipo. Entre tales inventos sobresalen aquellos instrumentos que, por su naturaleza, pueden llegar no sólo a los individuos, sino también a las multitudes y a toda la sociedad humana, como son la prensa, el cine, la radio, la televisión y otros similares que, por ello mismo, pueden ser llamados con razón medios de comunicación social.

Por lo tanto, ¿debe o no la Iglesia, valerse de los medios de comunicación y de las tecnologías en general para hacer llegar su Palabra a un mayor número de personas? En mi opinión, y quizás esté siendo un poco radical, no hay lugar para el debate, la respuesta es SÍ. La iglesia, a la que siempre se la acusa de inmovilista, carca y añeja, debe utilizar todos los medios que tenga a su alcance para hacerse oír y para gritar a los cuatro vientos (por mucho que le moleste a Nietzsche) que Dios no ha muerto.

“El conocimiento os hará libres”, decía Jesús. Antiguamente el conocimiento se guardaba en las bibliotecas de los monasterios pero ya no. Hoy, todos tenemos acceso a él. Nunca fue tan fácil conseguir información como en la actualidad. Los medios de comunicación son la plataforma más rápida y de mayor difusión a la hora de conocer de cerca la realidad social que nos circunda.

La Iglesia española quiere ser un poco más libre de lo que lo es ahora. Está dispuesta a escapar de las numerosas críticas a las que se enfrenta cada día debido al dinero que dedicaba el Estado a su financiación. A partir de ahora, su financiación se limitará a los fondos fiscales recaudados del IRPF (voluntariamente donados por los contribuyentes) y a las donaciones directas de todos sus miembros. Y ya que, como hemos dicho, no hay libertad sin conocimiento, esta vez la Iglesia está dispuesta a renovarse, hacer caso a Pablo VI y usar los mass media para conseguir que se conozca su propósito.

El resultado, lo tenemos actualmente a golpe de mando a distancia. No hay más que encender el televisor y esperar a que en algún bloque publicitario llegue el deseado mensaje. Los objetivos de anuncio son dos y quedan muy claros: en primer lugar, hacer que los cristianos, además de celebrar bautizos, bodas y comuniones, también aporten su grano de arena marcando el cuadro destinado a la Iglesia, al hacer la declaración de la renta. En segundo lugar, y tan importante como el primer objetivo, se pretende mostrar algunas de las aportaciones con las que la Iglesia ayuda a nuestra sociedad. Su contribución en países subdesarrollados, la manutención de orfanatos, la integración social con los discapacitados, le reinserción de presos, el trabajo de los misioneros…entre otros.

Sin dejar de lado uno de los más importantes y el fin último de su existencia: la proclamación de la Buena Noticia y el apoyo espiritual de sus seguidores. Y es que, igual que Jesucristo sin su origen divino sólo sería un hombre bueno, la Iglesia sin la Palabra de Dios y su difusión sería solamente una ONG más. Así que ¿por qué no usar la tecnología a favor de la expasión de la Fe? Si es que, ya lo decía al principio, hay que rasgar un poquito, así que el que se muerda las uñas: ¡que vaya dejando el vicio!

Si por algún causal no has visto los anuncios, no te preocupes, pulsa el play y disfruta:

domingo, 4 de noviembre de 2007

Recuerdos De Taizé

Ladera arriba, el autobús va escalando cada curva, va superando cada recoveco de la estrecha carretera que lleva a la cima. Desde abajo se ven la casitas, marrones, apiladas y viejas, es Taizé, la colina tocada por Dios.

Taizé, una pequeña aldea de Francia, en la que el tiempo se para, donde la vida se para, donde nunca un silencio habló tanto, donde las campanas llaman a los peregrinos a la oración conjunta.
Lugar de cantos, de encuentros, de llantos, de desasosiegos, de emociones, de alegría. Es aquí donde la palabra fraternidad cobra sentido pleno, en cada sonrisa, en cada abrazo, en cada mirada.

El alma se ensancha, se eleva y el pecho se dilata. El Señor entra en ti, lo palpas y lo ves en los rostros ajenos del prójimo. Todo el mundo siente lo mismo que tú. No importa el origen, la lengua, o el color, unidos y protegidos en los brazos del Padre.

Gente joven, gente vivaz, charlatana y juguetona. Gente sin complejos a vivir la vida sin dar la espalda a Jesús, gente sana que ha dicho Sí a Dios. Siete días de convivencia, un sinfín de experiencias, cada cual nueva e inigualable a la anterior. Siete días en los que Dios se muestra tal y como es, te dice, este soy yo, esta es mi verdadera esencia, este es el AMOR que te ofrezco, tómalo.

Cinco mil personas orando al mismo tiempo, sintiendo a la par, cantando al mismo son. Al son de los Hermanos de Taizé, al son y el estilo inmortal que sembró el Hermano Roger. Canciones de alabanza, de penumbras, de esperanza, de compromiso pero, sobre todo, canciones de conversión y reencuentro: “Il Signore ti ristora Dio non alontana. Il Signore viene ad incontrarti, viene ad incontrarti”.


miércoles, 31 de octubre de 2007

Sobre Beatificaciones Y Memoria Histórica

Desde hace unas semanas, antes de que se beatificara a los 498 mártires cristianos en el Vaticano, los medios de comunicación se hicieron eco de ciertas ideas sobre la celebración y sus implicaciones. Algunos han hecho un seguimiento impecable del acto, pero otros, sin embargo, no han dudado en aprovechar la ocasión para agredir a la Iglesia. Son muchos los comentarios levantados por estos cristianos ejemplares, unos positivos y otros no tanto..., hagamos un repaso por ellos.



La Beatificación es una respuesta a la Ley de Memoria Histórica de Zapatero

En primer lugar no es tan “obvia lat relación entre la Beatificación del pasado domingo 28 y la polémica generada por la Ley de la Memoria Histórica”. La Beatificación está en las agendas eclesiales desde hace muchos años, desde antes de la llegada al poder de Felipe González. Pero, la Iglesia del momento (muy hábil por su parte) decidió esperar, ya que nos encontrábamos en un periodo de cambios sociales, económicos y políticos de gran envergadura. Y pensó que celebrar dicha ceremonia en los años de gobierno de Suárez o los primeros años del PSOE, podría interpretarse, más que como un homenaje, como una provocación. Ha sido ahora, en el 2007, cuando se han dado las condiciones y, por ello, se han beatificado a los Mártires. Y, ojo, como dice el refrán “la cosas de palacio van despacio” (y más dentro de la agenda eclesial). Por lo tanto, el proceso de Beatificación está programado mucho tiempo antes de que viera la luz esta Ley que Zapatero ha sacado cuando su legislatura llega a su fin… (a ver que nos deparan la urnas, qué nervios)!!!

Los mártires murieron en defensa de sus ideales políticos

Esta afirmación, repetida por bastantes medios desconocedores del fin de la Beatificación y faltos de documentación, está poniendo al mismo nivel y equiparando dos conceptos muy distintos: Ley de Memoria Histórica y Beatificación de los mártires. No es tan simple como “nosotros no tenemos beatificaciones así que necesitamos la Ley de Memoria Histórica”. Los citados términos, aparecen a menudo enfrentados, como si uno fuera antónimo del otro y no pudiesen convivir, pero no es así. El primero hace referencia a una legislación vigente, a algo tangible, político, medible, es una Ley aprobada en el Parlamento, punto. La beatificación, no tiene nada que ver con la esfera por la que anda la susodicha Ley. No tiene que ver con escaños, votaciones o campañas electorales. No. Las beatificaciones son un proceso que, únicamente, se desarrolla y tiene sentido dentro de la estructura de la Iglesia y dentro de la religión cristiana. Es por eso, que para llegar a entender su sentido y significado hemos de estar en consonancia con ciertos conceptos de dicha religión, tenerlos asimilados o, al menos, respetarlos. No es justo, seamos del arco político que seamos, criticar y echar mierda encima, por echar. Creo que se puede hacer mucho daño a las personas que han vivido este momento desde su verdadero y único sentido: la Fe. Y una cosa es la Fe y otra muy distinta los ideales políticos de cada cual (si es que aún quedan de esos ideales sueltos por ahí). La Fe se siente, esa no es cuantificable, a esa no se le pueden poner límites, simplemente la Fe, no cabe en el Parlamento.

Así que no es cierta la afirmación “mataron a 498 curas por tener ideas políticas distintas”. Ante todo, no se tratan de 498 curas. Además de curas, también había monjas, religiosas, religiosos, laicos, seminaristas (el más joven murió con sólo 19 años) todos ellos murieron consciente de porqué lo hacían. Reitero, no murieron defendiendo ideales políticos, no murieron con el hacha de guerra en alto. Todo lo contrario, lo aceptaron con valentía. Dieron su vida por una causa muy clara, por Jesús. Cierto es que la matanza de los actuales beatos se desarrolló en el periodo del 34 al 37 (etapa tumultuosa y sangrienta donde las haya) pero, para la Iglesia, habría tenido la misma validez que si hubiese ocurrido en otro periodo histórico distinto. No son los bandos que se enfrentan los que marcan la condición de mártir sino que – y cito textualmente palabras de la Conferencia Episcopal- “en todo caso se investiga si la persona ha muerto a causa de la fe, es decir, por motivo religioso”.

Esto más que un comentario parece una tesis, lo siento, soy de teclado fácil (que ya la pluma no se lleva) y sin darme cuenta ya he escrito unos cuantos párrafos. Pero bueno, como al buen lector el número de páginas no le asusta voy a seguir dando mi punto de vista.

Sí a la Ley de Memoria Histórica

Respecto a la famosa Ley: estoy de acuerdo con que se haga una Ley de la memoria histórica. Creo que es muy necesaria. Si verdaderamente queremos pasar página, después de treinta años de Democracia, no debemos olvidar para nada el pasado. Pero, corremos un riesgo ya que la historia siempre tiene algo de subjetivo, depende de quién la cuente. Es por ello que digo Sí, a la Ley de memoria histórica, pero siempre que esa memoria sea colectiva y no sólo sea la memoria de ZP, que, por cierto, parece ser muy cortita y, sin duda, parcial.

¿Por qué no beatifican a los curas vascos?

No me gustaría dejar en el aire otro de los temas que ha aparecido en la prensa generalista y que arremete contra la Beatificación. “Los curas vascos asesinados por las tropas de Franco no han entrado en esta Beatificación”. Es cierto, no han sido beatificados. Pero al igual que tampoco lo han sido las restantes 6.832 víctimas oficiales de la persecución religiosa en España que tuvo lugar entre los años 31 al 39. Y es que, el hecho de ser cura o no, no es relevante a la hora de “sumar puntos” hacia los altares. Hay que cumplir ciertos requisitos (que no voy a nombrar ahora porque esto se haría interminable), independientemente de que estés consagrado o no. Queda bien recogido en el Concilio Vaticano II (1962-65). Éste no es otra cosa que “una llamada universal a la santidad y al apostolado que nace del sacramento del bautismo”. O sea, todos y cada uno tenemos la posibilidad de llegar a los altares, tal y como lo han hecho el domingo pasado estos 498 Mártires.

¡Alcen la voz! Nadie más en el olvido

Para ir terminando. Hay quien dice que aún siente temor al mencionar en voz alta el nombre de sus parientes víctimas de la guerra. ¿Temor por ser familiares de las víctimas? Vale, se puede comprender dicho temor bajo el palio de la dictadura pero ¿ahora? Ahora no. No hay que sentir miedo por ser familiar de un caído en la contienda (da igual el bando). Al revés, hay que gritar con fuerza sus nombres para que no caigan en el olvido. Y por su puesto, hay que luchar y no “soportar el hecho de que sean victimas anónimas”. Soportar. Esa palabra me recuerda a los yugos con los que los bueyes tiran del arado… ¿Verdaderamente pesa el yugo del martirio? ¿Tan insoportable es que a cristianos ejemplares se les haya reconocido tal y como se merecen? ¿No cree que la Iglesia española ha pagado caro y sigue pagando el apoyo que dio a Franco durante gran parte de la dictadura? ¿O acaso se puede negar el laicismo visceral y la crispación que se engendra desde ciertos medios hacia las esferas eclesiales? Yo, al menos, lo palpo, lo noto en la forma de actuar de la gente, en las reacciones en contra de la Iglesia sin una razón de peso sino “por que sí", en definitiva, un no querer saber. Es mejor no involucrarse, la Iglesia del S.XXI es mala porque apoyó a Franco. Mejor así.

Bueno ya acabo. Sólo, decir que si de verdad queremos avanzar hacia la verdadera democracia y convivencia sana, debemos aprender a perdonar y no aprovechar la situación para lanzar piedras al tejado ajeno. La beatificación de los Mártires, que no renunciaron a su fe sino que amaron con más fuerza a Jesucristo y murieron perdonando, lejos de simbolizar un desafío e intensificar una brecha política ha de servir para generar consenso y fraternidad.

No nos hallamos ante una cuestión de ganadores o perdedores. No basta con hacer un trueque, Ley por Beatificación. Esto no es un juego. Los cristianos no se merecen esta paliza mediática, esta vez ¡NO!

martes, 30 de octubre de 2007

¡Vuelvo A Las Andadas, alterCádiz!

Hola de nuevo. Hace mucho tiempo que no me dejo caer por aquí. Sí, varios meses quizás...a ver miraré la fecha de la última entrada: mayo... Pues sí que hace tiempo, ¡que olvidado te tengo alterCádiz!

Ya eres mayor, llevas cierto tiempo en la web. ¿Cómo? ¿Qué no recuerdas el porqué de tu nacimiento ni tu trayectoria? No te preocupes yo tengo buena memoria...

AlterCádiz; nacistes a raíz de un proyecto de clase, de una asignatura llamada "Periodismo en la Red", (estudio periodismo y comunicación audiovisual). Debíamos crear un anillo de blogs entre varios compañeros y tratar temas que nos interesaran a cada uno de nosotros.

Puestos a elegir, como buen gaditano carnavalero que soy, decidí que tú, mi blog, trataras de la fiesta gaditana por excelencia: el carnaval. De mis ganas de llevar a todos los blogueros el arte y la gracia de Don Carnal, nacieron todas y cada una de las entradas que, hasta ahora, conforman tus publicaciones.

Una vez terminado el cuatrimestre, y ante la no necesidad de seguir escribiendo y viendo que se aproximaban las vacaciones, me "olvidé" de ti, lo siento.

Pero ahora en los últimos días de octubre, sentado ante el ordenador y leyendo un par de blogs de la blogosfera, no he podido evitar sentir cierta nostalgia y añoranza. He recordado los buenos ratos que he pasado contigo; la de veces que me has hecho enfadar porque no me dejabas centrar el texto porque te gustabas más con la letra justificada; me he acordado de lo exigentes que te ponías para aceptar una entrada: "esta palabreja no es muy profesional, hay que escribir con propiedad", me replicabas. En fin, todo esto para decirte que he vuelto.

Pretendo que sigas creciendo y me esforzaré en que no sólo lo hagas en cantidad sino, en medida de lo posible, también engordes en calidad. Para ello, no me olvidaré don Carnal (es imposible hacerlo siendo gaditano) pero sí que escribiré sobre más temas. Noticias, comentarios, experiencias, sentimientos... todo lo que se me venga a la cabeza y crea que lo debo compartir contigo. Porque, si realmente estamos en un país donde existe la libertad de expresión ¿por qué ha de contarse la lengua un joven inquieto?

Nada más, nos lanzamos de cabeza (espero no estrellarme) en esta, tu segunda etapa: la juventud. Y puesto que sabemos que no hay juventud sin cambios ni crisis, desde aquí, prometo que cambios habrá... y muchos...crisis, otro tanto de lo mismo. Mejores o peores eso, ya que no nos toca a nosotros decidirlo, lo han de juzgar los que te lean.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Lo Que Se Debería Extinguir Del Hombre

Siempre he imaginado el Carnaval como un arlequín enorme que, en febrero, camina por las calles con un frasco de la felicidad bajo el brazo. Sobre unos enormes zancos, desde los que divisa toda la ciudad, pasea e introduce la mano en el recipiente para atrapar los miles de confetis que hay dentro. Después, los arroja por cada rincón y sobre cada persona para que, al recibir la lluvia de papelillos, la tristeza se torne en alegría, la censura en independencia y el desasosiego en esperanza.

Sin duda el Carnaval es el símbolo y casi el sinónimo de Libertad, con mayúsculas. Y es que no me refiero a la libertad en el concepto de hacer cada uno lo que desee sino a la libertad interior, a esa que se siente al saberse querido y valorado por los demás. Quizás, aquel que no conoce el Carnaval de Cádiz o ha escuchado hablar de él sólo de oídas puede tener la idea de que es una fiesta en la que uno se divierte, bebe, se disfraza y escucha a las chirigotas.

Sí, todos los calificativos anteriores son correctos. Pero, hoy, no nos vamos a detener en ellos sino que vamos a destacar uno de los aspectos más olvidados y arrinconados de esta celebración: el compromiso social. El Carnaval es la fiesta de la gente de a pie, en ella los más desfavorecidos tienen voto y, sobre todo, mucha voz. Los compositores de las agrupaciones intentan que parte de su repertorio se base en la sinceridad, lo social y, aunque a veces sea duro, en lo real.

Pocos se detienen a escuchar la letra de un pasodoble, obviando que en él pueda haber algo de verdad o trascendencia. Nada más lejos de la realidad. A modo de crónica periodística o diario personal, sus letras suponen una válvula de escape para el oprimido y un espejo en el que gran parte de la sociedad, muy a su pesar, se ve reflejado. La franqueza y la honradez con la que están escritos y cantados hacen del pasodoble un icono de la grandeza de Don Carnal.

Al que tiene la boca chica se la abre, al que presume de lengua larga lo rebate, al que siente los oídos sucios se los enjabona, se los lava e, incluso, se los seca y al que presume de manos largas, a ese, se las corta. Triste observo que, hoy en día, aún abundan muchos de estos últimos, los de las manos largas. Desgraciados sin nombre; bastardos sin alma que se toparon con una reina a la que jamás supieron valorar y a la que convirtieron en su esclava.

72, 62, 68, cifras. Eso son ellas ahora mismo, números para calcular estadísticas y elaborar gráficas. Guardadas en un archivo y formando parte de un dossier porque un día su pareja decidió poner fin a sus vidas. La violencia de género está presente hoy en día como una de las peores lacras de nuestro país y como muestra de lo mísero que puede llegar a ser el ser humano. Paseando por la Web me he topado con los números anteriores. Son las mujeres que en 2004, 2005 y 2006, respectivamente, perdieron la vida a manos de los hombres en los que confiaron ciegamente y por los que aguantaron lo inaguantable.

La última, hace sólo dos días. En lo que va de año 25 mujeres han muerto asesinadas por sus parejas. La fiesta grande de Cádiz guarda un trozo de su ser para, a modo de homenaje, recordar estas víctimas que injustamente ya se fueron. Existen, además, numerosos pasodobles que pretenden convertirse en un soplo de esperanza y de valentía para todas aquellas que sufren las torturas de los monstruos que tienen a su lado. El Carnaval también grita: ¡Escapad del infierno! ¡Salir del maltrato es posible!

Muy pocos carnavaleros olvidarán aquel mítico pasodoble que Martínez Ares compuso en 1998 y que puso en pie a todo el patio de butacas del Gran Teatro Falla. “Con permiso buenas tardes” era su título e interpretado con maestría por “Los Piratas” ha pasado a la historia del carnaval reciente como uno de los pasodobles más grandes que se haya cantado en una Gran Final.

Sensibilidad o lástima, llámalo como quieras pero cuando lo escuché por primera vez no pude evitar que dos lágrimas cayeran desde mis ojos y recorrieran mi cara. Aún hoy, que ya me lo sé de memoria, un escalofrío recorre mi cuerpo cada vez que los bucaneros le dan sentido con sus admirables voces a los versos que componen esta obra de arte.

Los Piratas (1998). Con permiso buenas tardes

Con permiso buenas tardes, vengo pa que me detenga.
Que cansá, voy a sentarme
pues verá voy a explicarle la historia de un sinvergüenza.
Lo quería con locura, toa mi vida se la di,
pero el sólo buscaba una criada, una esclava,
una mujer para parir.
Siempre decía que tenía una querida, una duquesa para él.
Que le gustaba llegar por la madrugada
pa tenernos a su merced.
Y lo he matao, a mi Juan yo lo he matao
por haberme maltratao, por sentirme una perra,
por hacerme una vieja con cuarenta y pocos años.
Y lo he matao, a mi Juan yo lo he matao
y en mi alcoba lo he dejao con mi llanto en sus labios.
Justicia no pido yo, que conmigo no la ha habido.
¿Quién me paga este dolor y la pena de mis hijos?
Así que ya sabe usted, haga lo que haya que hacer.
¡Póngame una soga al cuello, porque por primera vez,
no tengo, no tengo miedo!

Sin que sirva de precedente, la historia de esta mujer es tan real y está tan presente en la sociedad que da miedo e incluso vértigo aceptar su crudeza. Harta de aguantar, un día perdió los nervios y acabó por condenar su vida que ya no podía ser más desgraciada. Cegada por el dolor fue la odiosa venganza el camino que eligió, sin darse cuenta de que había muchas otras direcciones para llegar a la salida.

Ojalá llegue un día en el que la violencia de género no tenga cabida en los archivos policiales. Ojalá siempre fuese Carnaval para que el arlequín gigante nunca se bajese de los zancos y ahogara nuestras vidas con sus infinitos papelillos de la felicidad.


Si quieres ver el vídeo del pasodoble...

La única forma de escuchar el pasodoble a través de internet es de la siguiente manera: Entra en www.carnavaldegades.com. En la columna de la izquierda pincha sobre vídeos, una vez dentro busca el año 1998 y accede al vídeo de "Los Piratas". Espera a que se cargue y en el minuto 7:38 comienza el pasadoble "Con permiso buenas tardes". ¡Qué lo disfrutes!

miércoles, 23 de mayo de 2007

Mucho Más Que Una Excusa Para Salir A La Calle

El verdadero rey del Carnaval de tiene nombre propio: disfraz. Es inimaginable pasear por Cádiz durante su fiesta y no encontrar médicos, toreros, apaches… Cualquier caracterización es válida, ya se trate de un disfraz de creación propia o comprado en las tiendas especializadas, que hacen de febrero su mes más rentable.


Para unos, es una simple manera de pasar el rato y no “destacar” sobre los demás, pero para los que conocen la dura censura que ha sufrido el Carnaval y sus máscaras, disfrazarse es todo un símbolo de libertad. Durante las fiestas de don Carnal nuestra identidad cambia por deseo propio. Ya lo hacían en la antigua Roma y se sigue haciendo en la actualidad, mediante el disfraz, durante unas horas o unos días se adquiere un rol completamente distinto al que nos tiene acostumbrado la vida cotidiana.

Las máscaras o los disfraces, tienen su origen en los tiempos romanos. Se asocian a los antiguos cultos funerarios y a la celebración de las fiestas en honor a Baco y Saturno. En ellas, además de las clásicas bacanales, se invocaba a los espíritus de los muertos para pedirles algún favor. Para ello, una persona se vestía de blanco y con una máscara en el rostro representaba la venida de los espíritus en ayuda a los vivos.

Los bailes de disfraces son unos de los actos más divertidos y transgresivos a los que se pueden acudir durante la semana grande de Cádiz. En siglos pasados, sobre todo en etapas dictatoriales, la autoridad sabía ya del desparrame y el desenfreno que producía el estar disfrazado. Por ello, el hecho de salir a la calle con una máscara aparentando ser lo que no se es, suponía motivo más que suficiente de persecución y, a veces, de encarcelamiento. "Con el paso del tiempo y afianzamiento del régimen dictatorial, las rectricciones se iban suavizando", nos relata Ramos Santana en su libro Carnaval secuestrado o historia del carnaval. En la actualidad, cada cual se puede disfrazar de lo que le apetezca. El único límite lo marca la propia moral.

En el Carnaval de la tacita de plata conviven dos tipos de disfraces. Las agrupaciones que participan en el Concurso oficial de agrupaciones carnavalescas (COAC), suelen vestir disfraces muy elaborados, específicos para la ocasión. En este caso nos referimos a ellos como “tipo”. El mejor disfraz del COAC es premiado con la aguja de oro. Algunos de estos los tipos son verdaderas obras de arte y trasportan al gaditano a otro mundo, donde vive con toda su alma uno de los acontecimientos lúdicos más esperados. Pepi Mayo es la más famosa de las costureras de todo Cádiz y en el taller de su tienda de la “Plaza de Abastos” nacen los “tipos” más elegantes del Carnaval.

En la calle nos movemos en un ambiente totalmente distinto. El disfraz callejero no brilla por su esplendor sino por su gracia y originalidad. La camisa más hortera del baúl de la abuela; unos pantalones de los años 60 y una peluca pueden servir para salir del paso. La imagen jocosa y divertida de los disfraces hace del Carnaval de Cádiz una fiesta única, que merece la pena conocer.

Sin embargo, hay quien dedica bastante tiempo en hacerse su propio disfraz con la intención de que éste destaque por encima de los demás. Dando una vuelta por las plazas, en los días festivos, podemos encontrar casi de todo. No te sorprendas si una señal de tráfico te indica que no puedes pasar por una calle específica, sólo ofrécele un poco de manzanilla y seguro que cambia de opinión.

Si no tienes tiempo de confeccionar tu propio “tipo” o no te importa demasiado ser original, dispones de multitud de tiendas que se dedican a la venta de disfraces y sus respectivos complementos. Por lo general, este tipo de atuendos se fabrican en cadena y son de baja calidad, así que no te apures demasiado si ves que ese disfraz de abeja que tanto te gustaba, lo llevan otras 50 personas más. Mira el lado positivo: siempre puedes entablar conversación con ellos y reírte de la coincidencia. Además, por apenas 20 euros pasarás unos días inolvidables siendo una abeja más del panal.

Durante todas las jornadas de la fiesta hay gente disfrazada por las calles y, además, puedes participar en las múltiples cabalgatas que recorren parte de la ciudad en un desfile de magia y color. No obstante, el disfraz cuenta con su día grande: el primer sábado de Carnaval. Mires donde mires la marea de color, purpurina, pelucas y pinturas te inundará. No dudes. Únete a la carrera si un grupo enorme de gaditanos, disfrazados de pamplonicas, emula un encierro de San Fermín por la calle Columela. Esto es Cádiz, todo es posible. Así es el Carnaval, cada disfraz es un ilusión y cada esquina es una sorpresa y, esquinas, ten por seguro que no faltan… ¿te animas?