miércoles, 25 de abril de 2007

Un Agobio Encantador Y Maravilloso

El Carnaval está en la calle. Las agrupaciones ya no tienen que gritar esa frase típica de Cádiz: ¡Vecinos mirones bajad de los balcones! No, no hace falta. Durante algo más de una semana, el jolgorio no tiene fin y cada uno conoce a la precisión cuál es el mejor momento para salir de casa y sentirse más cómodo.

Opiniones hay para todos los gustos. A los jóvenes les gusta más la noche, sobre todo las del primer fin de semana, justo después del pregón. Las plazas del casco antiguo; San Antonio, Plaza de Minas y sobre todo la Plaza de España, rebosan de una juventud efervescente y ansiosa de fiesta.

Durante la primera gran noche del Carnaval, el sábado, asistimos a la triplicación de la población de una pequeña ciudad que sólo cuenta con 130.561 habitantes. Más de 300.000 visitantes, de los lugares más inesperados de la geografía española y mundial, se acercan a la tacita de plata para disfrutar de una noche plagada de máscaras, y sobre todo, mucha fiesta.

Andar por las estrechas calles de Cádiz la gran noche de los disfraces es una tarea ardua y, por qué no decirlo, un poco agobiante. Lo mejor es apalancarse en alguna plaza y disfrutar del ambiente que gaditanos y forasteros crean alrededor. Llevados por el sonido de los tambores o siguiendo el ritmo hippy de los timbales se van creando grupos de jóvenes que cantan y bailan sin parar coplillas carnavalescas típicas o alguna que otra canción improvisada, pero igualmente divertida.

En el Carnaval de Cádiz, lo políticamente correcto no entra en el cupo de personalidades aceptadas. Todo el que está en la calle, sin excepción, va disfrazado: Médicos, bomberos, curas, vampiresas, pitonisas…disfrutan de la explosión de la fiesta grande de Cádiz. El forastero que viene a este rincón del sur, inevitablemente, se embriaga de la simpatía de los gaditanos. La extraversión se torna en su punto más álgido, siendo ésta la noche perfecta para conocer gente y descubrir, entre otras cosas, desde que puntos de la geografía han viajado cada uno. Granadinos, madrileños, murcianos, castellanos, Erasmus estadounidenses, novatos o no en el arte del Carnaval, todos tienen un punto en común: volverán a Cádiz en febrero para no perderse ni una gota de la alegría y la diversión derramada por cada esquina de la ciudad.

Los “vírgenes”, como se llama de forma cariñosa a los que vienen por primera vez al Carnaval de Cádiz, van dejando de lado el estado de sorpresa y ensimismamiento en el que se sumergen nada más llegar. Descubren que pueden hablar con total normalidad con cualquiera, no hace falta conocer a la gente. Es más, en muchas ocasiones, la simpatía tiene su recompensa: el vaso en el que se porta la bebida (si por casualidad estuviera vacío), quedará lleno por el ínfimo coste de una rato agradable de conversación. ¡Buen trato! ¿Verdad?

La noche es larga. Los jóvenes están dispuestos a exprimirla al máximo y amortizar lo que les ha costado el billete del autobús o del avión que los ha traído hasta Cádiz. Los cuerpos de seguridad están alerta y velan por la seguridad de todos, los servicios médicos, en vigilia, acuden rápidamente si ocurre algún percance. No hay nada que temer. Sólo queda dejarse llevar y romper radicalmente con la cotidianeidad.

Como hubiésemos traspasado la frontera entre la realidad y ficción “Puerta Tierra” se convierte en el umbral que nos traslada a un lugar tan maravilloso como el que propone Lewis Carroll en su famoso cuento. Un mundo de fantasía y magia creado a medida, en el que cada cual disfruta al máximo siendo, por unas horas, lo que en su vida real nunca se atrevió a ser. Este es el espíritu de Cádiz, esto es Carnaval y la calle, desde hoy, el reino.

miércoles, 18 de abril de 2007

Los Palómez, Chanel Y Cia

Los nervios invaden a los componentes de todas las agrupaciones. Están pletóricos, el mero hecho de haber participado en la Gran Final es toda una hazaña. No obstante, es imposible evitar el temblor de piernas y el palpitar descontrolado de un corazón que se niega a enterrar la esperanza de oír, por última vez, sus nombres en la boca del portavoz del jurado.

Ya pasó. El concurso oficial de agrupaciones carnavalescas concluyó. Después de superar un gran número de fases clasificatorias, las mejores agrupaciones dieron todo de sí sobre las tablas del Gran Teatro Falla y demostraron que se habían ganado a pulso su pase a la final. La noche llegó a su fin, los primeros rayos del sol bañaban las tranquilas aguas de La Caleta. Fue entonces, pasadas las siete de la mañana, cuando el jurado emitió su fallo…

En la categoría de comparsas el primer premio fue para “Araka la Kana”. La comparsa, con letra y música de Juan Carlos Aragón, trajo hasta Cádiz el sabor de las murgas Uruguayas. El Gran Teatro Falla nunca antes había experimentado tal cúmulo de nuevas sensaciones y ritmo. “Araka la Kana” rompió los moldes que encorsetaban, hasta hoy, la modalidad de las comparsas. Hicieron uso de instrumentos nuevos, típicos del carnaval de Uruguay, con los que enamoraron al público. Desde las fases preliminares, entre el asombro primero y la devoción después, los gaditanos apostaban por la agrupación como ganadora de la modalidad.

Pasodobles, que no dejan títere con cabeza, deslumbraron con fuerza en cada actuación. Desde la crisis de los obreros en Cádiz, hasta la xenofobia que muchos españoles sienten por los sudamericanos, pasando por el “proceso de paz” llevado a cabo entre ETA y el PSOE, la destrucción de las ideologías y la defensa de los falsos ideales políticos desde la izquierda a la derecha. Un cóctel con sabor Uruguayo que, sin duda, sorprendió y dejó a todo Cádiz con un, inesperado, buen sabor de boca.


“El mejor coro del mundo” hizo honor a su nombre y se proclamó vencedor de su categoría. Con 55 puntos de diferencia sobre “Los africanos”, el coro de Julio Pardo venció en una final de lo más reñida. Ataviados con un chaqué plagado de lentejuelas y de la mano de un presentador, el coro introdujo al público en un viaje al pasado para homenajear a coros que habían marcado la historia de Carnaval de Cádiz para, posteriormente, elegir el mejor de todos ellos.

Tangos cantados desde lo más profundo del corazón, con arte, con sentimiento. Letras que adulan al gran gaditano que fue Manuel de Falla junto con otras más duras que llegan a rechazar el título de Interés Turístico Internacional que posee el Carnaval de Cádiz: “El Carnaval era nuestro. De un pueblo cabal que supo escuchar la letra de un tango...y hoy junto al aficionado hay 400 borrachos. ¡Qué pena de Carnaval! Los papelillos dejaron su sitio a cristales rotos, olor a meada y mamarrachos. De interés… para el que lo quiera [al Carnaval] y sienta que es gaditano".

Si ajustada fue la puntuación de los coros, mucho más fue la de los cuartetos. Sólo tres de ellos habían conseguido colarse en la Gran Final: “¡Qué pena de muerte!, " Los del Real" y “Chanel a los cuatro”. Por tan sólo dos puntos de diferencia respecto a "Qué pena de muerte", “Chanel a los cuatro” venció y se adjudicó el primer premio. Una divertida familia de artistas gitanos, con cabra incluida, nos interpreta sus disparatadas idas y venidas por el mundo de la farandula.

Su plato fuerte: la parodia. En cada fase del concurso nos deleitan con las historias más disparatadas, en estrofas que juegan con las rimas, el juego de palabras y los segundos sentidos; todo un derroche de humor de la mano de este cuarteto procedente de la localidad gaditana de Algeciras.

Tartaja: El panadero ha salido del armario. Es asturiano, porque es gay-hetero [Gaitero]

Aurorita: Pero cómo va a ser, si el panadero se ha ido a vivir con el novio, que es bollero.

Afilador: Con razón dicen que está en panadero desconocido.

Tartaja: Está en un pueblo con nombre de medicina, lo tengo en la punta de la lengua… ah, sí: Alcobendas. [Alcohol, Vendas]

Pero para plato fuerte, el que se sirvió el jurado en la elección de la mejor chirigota del Carnaval 2007. Después de haber estado alimentando a todos los presentes con buenas raciones de humor, “Los Juan Palómez yo te lo guiso y tú me lo comes” se llevaron el disputadísimo primer premio. Los Chefs, de lo más simpáticos y perversos, dieron con la receta clave para cautivar a los miembros del jurado y arrancar de éstos los 5 puntos que los separaban del segundo clasificado, “Los prejubilados”.


Cuplés actuales y de un humor voraz, predominan en la cocina de esta chirigota. Alcaldes corruptos; famosos del corazón; Fernando Alonso; pavos navideños; novias desvergonzadas; Infantas; Farruquito… todos caben en la olla. El resultado: un plato exquisito que hizo las delicias de los amantes del carnaval.

Menú de la casa

Primeros

Farruquito: un flamenquín muy ligero.

Teófila: calamares en su tinte.

Segundos

El Fary: bonito de bajura.

Nuria Bermúdez: almeja compartida para varios.

Postres

Infanta Elena: la torrija de la casa.

Chaves: supremas de coco.

miércoles, 11 de abril de 2007

Se Hace Saber: Don Carnal Ha Llegado a Cádiz

Con la fuerza y el talante de una majestuosa diosa fenicia, Pasión Vega deslumbró a las más de 10000 personas que se aglutinaron, el sábado 17 de febrero, en la plaza San Antonio para escuchar el pregón del Carnaval 2007. El acto comenzó con una hora de retraso y no estuvo exento de polémica. Sony-BGM, la discográfica de la cantante, pretendía cobrar a las emisoras de radio los derechos de difusión de tres canciones inéditas que Pasión quería regalar al pueblo gaditano. Ante la negativa de los medios y la de la propia cantante, Sony-BGM retiró su propuesta.

Igual que si hubiésemos retrocedido 3000 años y de una de las fundadoras de Cádiz se tratase, disfrazada de fenicia y cantando como sólo ella sabe, Pasión inundó, con su música y sus palabras, los corazones de todos los presentes. El discurso, que algunos oyentes calificaron como “el pregón más bonito y espectacular del carnaval de Cádiz” se prolongó durante dos horas y estuvo intercalado por las letras de la cantante malagueña.

Desde 1980, cada año, Cádiz cuenta con un pregonero distinto que se encarga de abrir las puertas al Carnaval. Personajes tan ilustres como Rafael Alberti, Alejandro Sanz o Rocío Jurado han sido testigos ejemplares del sentimiento de amor tan grande que siente el gaditano por su Carnaval y, desde el escenario, han pregonado con alegría su comienzo oficial. Además, durante la ceremonia del pregón de apertura tiene lugar otro acto de importancia significativa: la elección de la Diosa del Carnaval. Conseguir este premio se convierte en todo un orgullo para las gaditanas ya que la ganadora representa la esencia misma de la fiesta grande.

Como es costumbre, el pregón ha estado cargado de contenido crítico que tiene, entre sus muchos objetivos, despertar las conciencias de la gente, crear opinión y recordar a los desmemoriados que, aunque la realidad en la que vivimos no siempre es de color de rosa, hay que luchar por ser feliz: “¡Que una marea se lleve a los especuladores y que a los asustaviejas se los coman los tiburones! ¡Que venga el segundo puente, y que sea bienvenido, que esté al servicio de Cádiz y no al de ningún partido! ¡Que la ciudad que sonríe, sonría cuando ella quiera, que no se utilice su risa para malvenderla fuera!”. Estos fueron algunos de los mensajes críticos que Pasión Vega lanzó desde el escenario y que miles de gaditanos auparon con fuertes ovaciones.

E
l pregón del Carnaval 2007 pasará a la historia del Carnaval de Cádiz como uno de los inolvidables. La invitada bordó el papel de gaditana de cepa y se ganó al público en un instante. El espléndido sonido, el montaje, la iluminación y los maravillosos decorados hicieron el resto. “¡Viva Cádiz, viva Cádiz, yo le ordeno a esta ciudad, que lluevan los papelillos, que estamos en carnaval!”, gritaba Pasión Vega. Y así fue, si para algo sirve el pregón es para anunciar a toda la Tacita de Plata que por fin ha llegado su fiesta, que salgan de casa, que siembren de serpentinas sus balcones, que inunden las ciudad de papelillos. La alegría los invade, los corazones explotan de gozo, un año más, don carnal ya pasea por las calles.

Pregoneros del Carnaval de Cádiz


1980 - Fernando Quiñones Chozas

1981 - Rafael Alberti Merello
1982 - Pedro Romero Baro y Felipe Campuzano
1983 - Carlos Edmundo de Ory Domínguez de Alcahud
1984 - Jesús Quintero
1985 - Rocío Jurado
1986 - Mario Moreno Reyes "Cantinflas"
1987 - Ramón Díaz Gómez "Fletilla"
1988 - Antonio Burgos Belinchón y Carlos Cano
1989 - Isabel Pantoja
1990 - César y Jorge Cadaval Pérez (Los Morancos)
1991 - Benito Rodríguez Rey (Beni de Cádiz)
1992 - Carmen Abenza Díaz
1993 - Pedro Payán Sotomayor
1994 - Miguel Durán Campos
1995 - Jesús Janeiro “Jesulín de Ubrique”
1996 - Esther Arroyo
1997 - Antonio Martín García
1998 - Paz Padilla Díaz
1999 - Enrique Villegas Vélez
2000 - Agustín González Rodríguez "Chimenea"
2001 - Ismael Beiro Pérez
2002 - Sara Pereira Baras
2003 - Carlos Herrera Crusset
2004 - Andy & Lucas
2005 - Alejandro Sanz
2006 - José Guerrero Roldán “Yuyu”
2007 - Pasión Vega

jueves, 5 de abril de 2007

Coros, Comparsas, Chirigotas Y Algún Cuarteto

Cuatro son los tipos de agrupaciones que, cada año por febrero, llenan de musicalidad, sátira y humor hasta el último rincón del Gran Teatro Falla. Coros, comparsas, chirigotas y cuartetos ensayan, durante muchos meses, el repertorio que algún escritor enamorado del carnaval redacta para ellos.

Los coros son las agrupaciones más numerosas del carnaval de Cádiz, formados por cuarenta y cinco personas aproximadamente. En esta modalidad, imperan destacados compositores que se encargan de renovar cada año la joya folclórica de la todo coro se vanagloria con orgullo: el tanguillo de Cádiz. Su repertorio suele estar compuesto por la presentación, los tangos, los cuplés y el popurrí. Todo ello es cantado e interpretado por hombres y mujeres cuyas voces oscilan entre los bajos, las segundas, los tenores y la orquesta. Para llevar a cabo este despliegue musical, los coros, acompañan sus letras con una serie de instrumentos característicos entre los que se pueden destacar los laúdes, bandurrias y las guitarras.

Las comparsas son agrupaciones con un carácter más serio. Aunque también reservan un lugar para el humor en sus cuplés, su cancionero está plagado de letras profundas cargadas de críticas sociales. Tenores, segundas, octavillas y contra-altos, en total una media de catorce miembros, cantan el repertorio formado por la presentación, pasodobles, cuplés y popurrí. Los principales instrumentos que utilizan son el bombo, la caja y la guitarra. Suelen ser, junto con los coros, las agrupaciones que cuentan con los disfraces más elaborados por lo que, con frecuencia, se apoderan del premio “aguja de oro” que el jurado del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas (COAC) otorga a la vestimenta mejor diseñada del año.


Las chirigotas son las agrupaciones con más salero del Carnaval de Cádiz. Su punto fuerte es el humor que desprenden sus ingeniosas letras repletas de dobles sentidos y de una sátira mordaz. Cuentan con el mismo repertorio que las comparsas; presentación, pasodobles, cuplés y popurrí, pero es cantado por un número menor de personas; doce normalmente. Acompañan sus letras con el bombo, la caja, la guitarra, y, sobre todo, con el instrumento más famoso del Carnaval de Cádiz: el pito de carnaval. Las vestimentas de esta tradicional modalidad de agrupación son más modestas que las de las comparsas o coros. Modestos sí pero no, por ello, menos originales. Con el fin de caricaturizar algún aspecto popular, los disfraces de los chirigoteros se convierten en un derroche de imaginación, en donde todo está permitido, que llega a rozar, en ocasiones, lo esperpéntico.


Los cuartetos, como indica su nombre, están formados por cuatro componentes. Su repertorio está compuesto por la presentación, la parodia, los cuplés y el popurrí. La interpretación que llevan a cabo los cuartetos es muy diferente a la del resto de agrupaciones. Principalmente, tienen la finalidad de hacer reír, en todo momento, al público. Además, con excepción de los cuplés y parte del popurrí, los cuartetos no cantan sino que interpretan. Como si de una obra de teatro se tratase, nos van contando una historia llena de rimas y humor que alcanza su punto fuerte en la parodia. De los únicos instrumentos de los que se valen los cuartetos son los pitos de carnaval y los palos. El sonido de estos últimos acompaña todo el repertorio y sirve, además para coordinarlos al actuar. Es, quizás, la modalidad más complicada de llevar a cabo. Dependen muchísimo de la risa del público y llegar a la última fase del concurso se convierte en algo realmente complicado. Por eso, no ha de extrañarnos que, algún que otro año, la Gran Final del Falla se desarrolle sin ningún cuarteto sobre sus tablas.