Cuatro son los tipos de agrupaciones que, cada año por febrero, llenan de musicalidad, sátira y humor hasta el último rincón del Gran Teatro Falla. Coros, comparsas, chirigotas y cuartetos ensayan, durante muchos meses, el repertorio que algún escritor enamorado del carnaval redacta para ellos.
Los coros son las agrupaciones más numerosas del carnaval de Cádiz, formados por cuarenta y cinco personas aproximadamente. En esta modalidad, imperan destacados compositores que se encargan de renovar cada año la joya folclórica de la todo coro se vanagloria con orgullo: el tanguillo de Cádiz. Su repertorio suele estar compuesto por la presentación, los tangos, los cuplés y el popurrí. Todo ello es cantado e interpretado por hombres y mujeres cuyas voces oscilan entre los bajos, las segundas, los tenores y la orquesta. Para llevar a cabo este despliegue musical, los coros, acompañan sus letras con una serie de instrumentos característicos entre los que se pueden destacar los laúdes, bandurrias y las guitarras.
Las comparsas son agrupaciones con un carácter más serio. Aunque también reservan un lugar para el humor en sus cuplés, su cancionero está plagado de letras profundas cargadas de críticas sociales. Tenores, segundas, octavillas y contra-altos, en total una media de catorce miembros, cantan el repertorio formado por la presentación, pasodobles, cuplés y popurrí. Los principales instrumentos que utilizan son el bombo, la caja y la guitarra. Suelen ser, junto con los coros, las agrupaciones que cuentan con los disfraces más elaborados por lo que, con frecuencia, se apoderan del premio “aguja de oro” que el jurado del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas (COAC) otorga a la vestimenta mejor diseñada del año.
Las chirigotas son las agrupaciones con más salero del Carnaval de Cádiz. Su punto fuerte es el humor que desprenden sus ingeniosas letras repletas de dobles sentidos y de una sátira mordaz. Cuentan con el mismo repertorio que las comparsas; presentación, pasodobles, cuplés y popurrí, pero es cantado por un número menor de personas; doce normalmente. Acompañan sus letras con el bombo, la caja, la guitarra, y, sobre todo, con el instrumento más famoso del Carnaval de Cádiz: el pito de carnaval. Las vestimentas de esta tradicional modalidad de agrupación son más modestas que las de las comparsas o coros. Modestos sí pero no, por ello, menos originales. Con el fin de caricaturizar algún aspecto popular, los disfraces de los chirigoteros se convierten en un derroche de imaginación, en donde todo está permitido, que llega a rozar, en ocasiones, lo esperpéntico.
Los coros son las agrupaciones más numerosas del carnaval de Cádiz, formados por cuarenta y cinco personas aproximadamente. En esta modalidad, imperan destacados compositores que se encargan de renovar cada año la joya folclórica de la todo coro se vanagloria con orgullo: el tanguillo de Cádiz. Su repertorio suele estar compuesto por la presentación, los tangos, los cuplés y el popurrí. Todo ello es cantado e interpretado por hombres y mujeres cuyas voces oscilan entre los bajos, las segundas, los tenores y la orquesta. Para llevar a cabo este despliegue musical, los coros, acompañan sus letras con una serie de instrumentos característicos entre los que se pueden destacar los laúdes, bandurrias y las guitarras.
Las comparsas son agrupaciones con un carácter más serio. Aunque también reservan un lugar para el humor en sus cuplés, su cancionero está plagado de letras profundas cargadas de críticas sociales. Tenores, segundas, octavillas y contra-altos, en total una media de catorce miembros, cantan el repertorio formado por la presentación, pasodobles, cuplés y popurrí. Los principales instrumentos que utilizan son el bombo, la caja y la guitarra. Suelen ser, junto con los coros, las agrupaciones que cuentan con los disfraces más elaborados por lo que, con frecuencia, se apoderan del premio “aguja de oro” que el jurado del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas (COAC) otorga a la vestimenta mejor diseñada del año.
Las chirigotas son las agrupaciones con más salero del Carnaval de Cádiz. Su punto fuerte es el humor que desprenden sus ingeniosas letras repletas de dobles sentidos y de una sátira mordaz. Cuentan con el mismo repertorio que las comparsas; presentación, pasodobles, cuplés y popurrí, pero es cantado por un número menor de personas; doce normalmente. Acompañan sus letras con el bombo, la caja, la guitarra, y, sobre todo, con el instrumento más famoso del Carnaval de Cádiz: el pito de carnaval. Las vestimentas de esta tradicional modalidad de agrupación son más modestas que las de las comparsas o coros. Modestos sí pero no, por ello, menos originales. Con el fin de caricaturizar algún aspecto popular, los disfraces de los chirigoteros se convierten en un derroche de imaginación, en donde todo está permitido, que llega a rozar, en ocasiones, lo esperpéntico.
Los cuartetos, como indica su nombre, están formados por cuatro componentes. Su repertorio está compuesto por la presentación, la parodia, los cuplés y el popurrí. La interpretación que llevan a cabo los cuartetos es muy diferente a la del resto de agrupaciones. Principalmente, tienen la finalidad de hacer reír, en todo momento, al público. Además, con excepción de los cuplés y parte del popurrí, los cuartetos no cantan sino que interpretan. Como si de una obra de teatro se tratase, nos van contando una historia llena de rimas y humor que alcanza su punto fuerte en la parodia. De los únicos instrumentos de los que se valen los cuartetos son los pitos de carnaval y los palos. El sonido de estos últimos acompaña todo el repertorio y sirve, además para coordinarlos al actuar. Es, quizás, la modalidad más complicada de llevar a cabo. Dependen muchísimo de la risa del público y llegar a la última fase del concurso se convierte en algo realmente complicado. Por eso, no ha de extrañarnos que, algún que otro año, la Gran Final del Falla se desarrolle sin ningún cuarteto sobre sus tablas.
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