Quizá debería seguir un orden cronológico de publicación. Sí, publicar sólo los miércoles, o publicar dos días en semana. Pero, no puedo. En un manual de periodismo leí que "la noticia no tiene hora" y desde entonces me he apuntado el tanto. Algunos amigos míos, siempre sacan la frase para reírse de mí y de mis ansias de comunicar, de dar a conocer. Hoy, una vez más la vida me ha vuelto a sorprender y me demuestra que, efectivamente, dicho manual tenía razón. Pero, sobre todo, me demuestra que Dios sabe hacer bien los deberes: las cosas nunca pasan porque sí.
Ha sonado mi teléfono, un nokia 6288, y cuando he mirado a ver quién era -entre el destello de las luces de la pantalla- he podido comprobar que se trataba de Antonio Lacasa. He cogido el aparato, lo he sostenido entre mis manos y, dudando un momento, he pulsado el telefonillo verde: "Hola Carlos". Esas han sido sus primeras palabras. Sonaban temblorosas y nerviosas pero, a la vez, exhalaban un retazo de alegría; como si lo que estaba diciendo fuese algo pendiente que tenía en el tintero y que, por fín, podía llevar a cabo.
Este verano he tenido la suerte de conocer a Antonio. Las circunstancias, estoy casi seguro, no eran las que ambos hubiésemos deseado. Pero, en ocasiones no es posible elegir ni el dónde y ni el cómo, Dios simplemente nos coloca ahí, cara a cara. Ocurrió en el Hospital de Jerez de la Frontera. Yo, estaba haciendo prácticas en un periódico de la zona y me encargaba de escribir reportajes sobre temas locales. A principios de agosto, Antonio se puso en contacto con la redacción requiriendo que, por favor, alguien se pasara por el hospital ya que deseaba hacer un reportaje para homenajear a una de las enfermeras. Quedamos en la cafetería. Había bastante gente así que Antonio, mi grabadora y yo pasamos desapercibidos. Pronto se creo un ambiente de agradable confianza y, entre sorbos de Coca-cola, comenzó a contarme su historia.
Ana, su mujer, llevaba más dos años de tratamiento: tenía cáncer. Pero hacía dos semanas que había empeorado y se encontraba ingresada en el hospital. Antonio y Ana deseaban agradecer con todas sus fuerzas, la dedicación que Ángeles Medrano había volcado en ellos dos durante todo este tiempo. El reportaje se escribió y se publicó. Así, Angelita (como la conoce todo el mundo), recibió su humilde pero merecido homenaje. Hasta ahí, parecía que la historía había terminado, pero no:
Hoy, casi tres meses después, Antonio me ha llamado. "Todo ha pasado", me ha dicho. Ana ya descansa pero, Antonio tenía algo que hacer y que, según él, me debía. "Te doy las gracias por lo que hicistes", afirmó. No he podido evitar, sentir vertigo ante sus palabras de agradecimiento. Sobre todo, porque jamás hubiese imaginado que en mis meses como becario iba a verme involucrado en una historia tan humana y a la vez dolorosa como la lucha contra la, a veces imparable, enfermedad del cáncer.
En su día le escribí a Angelita pero, hoy, quiero escribirte a ti, Antonio. Por luchar e intentar sobreponerte a esta situación. Te doy las gracias, por hacerme valorar el trabajo periodístico, por hacerme sentir útil y orgulloso al saber que mis palabras hicieron felices a Ana, Angelita y a ti. Muchas Gracias.
Desde este blog sólo me queda darte todo el apoyo y la fuerza del mundo, ánimo. No te olvides de tus familiares que estarán dispuestos a dejárselo todo por volverte a ver feliz. Y, sobre todo, no te olvides de Dios, él nunca se va, no se muda, Él está ahí en los buenos y los no tan buenos momentos. Pídele consuelo siempre que te acuerdes y recuerda que Ana ya goza de su presencia.
Un abrazo enorme. Por cierto, te tomo la palabra, no te creas que te vas a escapar de invitarme a esa comida. Y te advierto que soy de buen comer...
Hoy, casi tres meses después, Antonio me ha llamado. "Todo ha pasado", me ha dicho. Ana ya descansa pero, Antonio tenía algo que hacer y que, según él, me debía. "Te doy las gracias por lo que hicistes", afirmó. No he podido evitar, sentir vertigo ante sus palabras de agradecimiento. Sobre todo, porque jamás hubiese imaginado que en mis meses como becario iba a verme involucrado en una historia tan humana y a la vez dolorosa como la lucha contra la, a veces imparable, enfermedad del cáncer.
En su día le escribí a Angelita pero, hoy, quiero escribirte a ti, Antonio. Por luchar e intentar sobreponerte a esta situación. Te doy las gracias, por hacerme valorar el trabajo periodístico, por hacerme sentir útil y orgulloso al saber que mis palabras hicieron felices a Ana, Angelita y a ti. Muchas Gracias.
Desde este blog sólo me queda darte todo el apoyo y la fuerza del mundo, ánimo. No te olvides de tus familiares que estarán dispuestos a dejárselo todo por volverte a ver feliz. Y, sobre todo, no te olvides de Dios, él nunca se va, no se muda, Él está ahí en los buenos y los no tan buenos momentos. Pídele consuelo siempre que te acuerdes y recuerda que Ana ya goza de su presencia.
Un abrazo enorme. Por cierto, te tomo la palabra, no te creas que te vas a escapar de invitarme a esa comida. Y te advierto que soy de buen comer...
6 comentarios:
Me encanta tu forma de redactar, tu estilo, me transmite mucho, y eso que no conozco personalmente a Antonio.
Otro detalle que se echaba en falta de vez en cuando en la blogosfera, es poder leer a Dios entre líneas; veo que esa profundidad que transmites, es por algo y procede de Alguien... sigue así y me tendrás siempre enganchado a tu blog como tu más ferviente admirador ... CYA
muchas gracias, con halagos así, da gusto seguir escribiendo Espero que este blog crezca sin perder el norte y la guía que lo mantiene vivo. Un abrazo
Charlie, eres un tio muy grande y lo sabes! Me encanta como escribes y sobre todo lo que escribes. Es una historia triste pero que transmite un montón de sensaciones, y más para alguien que también está estudiando periodismo. Te tiene que dar igual lo que diga la gente, tú escribes lo que sientes y eso es lo más importante.
Por cierto, tienes que seguir con el blog eh? que ya tienes una nueva lectora.
Un besazo!!!
Esther.
Maroto!! La periodista radiofónica más dicharachera del mundo, mucho más que la rana gustavo! jaja! Gracias por esos días de fiesta que me regalas y en los que nos lo pasamos tan bien y nos pasan cosas tan surrealistas!! jajja! Un besazo!
Carlitos, mi niño; me ha extrañado que me hagas saber de la existencia de tu blog precisamente ahora, cuando he visto que hace ya un tiempo que lo escribes.
También me extraña mucho cómo has cambiado, como ha crecido y ha cambiado la forma de ver la vida de aquel Peter Pan que yo conocía, que ha crecido sin que yo me diera cuenta. Lo siento, siento mucho haberme perdido la progresión de ese cambio.
Del mismo modo siento que el bueno de mi niño haya tenido que pasar por la historia que cuentas aquí, en eso no has cambiado, sigues teniendo esos sentimientos que te caracterizan y tanto me gustan de ti. La vida sigue, cariño mío, sigue Antonio y sigue Angelita por su camino también.
Tenemos tanto que hablar...
Nunca olvides que te quise, y que te quiero muchisimo!
Un beso, mi niño!
Pili Rodríguez
gracias pili! tenemos una charla pendiente, a sí que no te pierdas demasido, jeje! un besote chiqui!
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