A ver, cómo me explico sin herir y cómo denuncio sin exagerar. Creo que la mejor forma de hacerlo es de la manera que nos intentan inculcar cada día en la facultad de periodismo: dejar que la realidad hable por sí sola; dejar que su transparencia sea la que muestra la verdad; sin tapujos.
Es 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, patrón de muchos pueblos agrícolas como es el caso del mío, San José de Malcocinado, en Cádiz. Pero no sólo de pueblitos, sino de la villa mayor del "Reino": Madrid. Como no podía ser de otra manera el Ayuntamiento de la ciudad se ha esforzado para crear un programa de actividades [PDF] de lo más variopintas con el que cubrir cinco días de fiesta en honor al Santo de los labriegos.
Abriendo el programa un gato. Sí, sí, con eso de que a los madrileños los apodan "los gatos"... Pero, no es un gato cualquiera, sino que nos guiña el ojo y todo, mientras sostiene un molinillo de viento. La imagen que ilustra el programa no sólo no tiene nada que ver con el Santo en sí, sino que (no vaya a ser que alguien se ofenda) bajo las grafías "San Isidro" a parece una frase que sentencia: "Madrid, ciudad plural".
Pasacalles de gigantes, Naumagia (¿qué es eso?), Universimad o Titirimundi son algunas de las numerosas e innovadoras propuestas que desde la comunidad han preparado con orgullo y esmero para exponerlas en su programa de trentaitantas páginas. Pero, ¿y San Isidro dónde está? ¿tiene alguien en la cabeza al Santo cuando celebra estos días de fiesta? Pues, contando el reducido espacio que ocupa el apartado de celebraciones religiosas y su posición (la última página del programa), difícilmente. Los periodistas tienen una máxima: lo más importante ha de aparecer en primer lugar y para el final, se deja lo que sobra o lo que lo que se mete de relleno.
¿Por qué todo esto? Pues por una sencilla razón: las fiestas de origen religioso (en este caso cristiano) se celebran, cada vez más, sin saber por qué. Si nos olvidamos de lo más importante, de su procedencia, al final, se pierde la esencia y la razón de ser del festejo. Personalmente, observo como los medios de comunicación se convierten en unos "aprovechados" de la estética de los eventos religiosos. Cuando hay algo espectacular, (ya sea la Navidad, la Semana Santa o el reciente Rocío) son todos muy devotos y a nadie le importa sacar las preciosas imágenes de los pasos o del impactante "salto de la reja".Pero, si no hay espectacularidad, si sólo hay cristianismo, la cosa cambia. "¿Y si herimos sensibilidades? Si ponemos a San Isidro abriendo el programa se van a molestar los ateos, agnósticos o los de cualquier otra religión...", han debido de pensar los organizadores.
En estos casos, parece que la norma que rige es la de la eliminación de cualquier símbolo religioso en pos de la pluralidad y el relativismo. El problema no son las actividades o las fiestas, esas son maravillosas, la cuestión es que en el plantemiento de la celebración y del programa se respira un ambiente de desplazamiento hacia los cristianos. San Isidro Labrador, ¿dónde estás? Tienes la fama de entretenerte en todas las iglesias a rezár, pero ¿estás seguro de que, en el 2008, los ángeles aún siguen arando tu campo o ya se han olvidado de ti?
4 comentarios:
Hola Padre,tiene toda la razón,fiesta religiosa,es un día de fiesta más.Están en ferrados en hacer desaparecer la iglesia y hasta que no lo consigan no pararan,pero,¿
el islam?.
Reciba mi cordial saludo.
Hola! Lo que hagan con el islam es cosa de los que practican dicha religión. A mí lo que me preocupa es que se nos rechace para unas cosas y para otras, como en la caso de las fiestas, se aprovechen de nosotros.
Un abrazo.
Muy acertadas tus opiniones, me encanta. Espero que pueda hacer reflexionar a mucha gente. cia
sí, al fin y al cabo no dejan de ser opiniones. Pero bueno he intentado acercarme a la realidad constrastñandola con lo que realmente aparece en el programa de las fiestas. Un abrazo.
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