Yo, he decidido que Spe salvi sea mi golpecito en el espalda durante este mes de diciembre y las fiestas navideñas así que...¡voy a leerla ya!
viernes, 30 de noviembre de 2007
Spe Salvi
Yo, he decidido que Spe salvi sea mi golpecito en el espalda durante este mes de diciembre y las fiestas navideñas así que...¡voy a leerla ya!
miércoles, 28 de noviembre de 2007
Erre Que Erre: ¡¿Otra Vez Verano Azul?!
Estoy hablando de una de las varias noticias que se publicaron en Público (vaya juego de palabras), el 20 de noviembre, en referencia al discurso que Ricardo Blázquez -presidente de la Conferencia Episcopal- pronunció el pasado 19 de noviembre. Ésta, en concreto, se titulaba “Blázquez se sale del guión y mira hacia atrás sin ira”. La noticia, fruto de dicho discurso, no pierde la ocasión para atacar de nuevo a la Iglesia, aun cuando, esta vez, no había motivos.
Entre algunos de sus “halagos” podemos leer: “[La Iglesia] no acostumbra a pedir perdón por su pasado reciente, el que cuelga en los muros de iglesias y catedrales el yugo y las flechas junto al recuerdo de los muertos de un solo bando”. Ya hemos hablado de esto y creo que no merece un mayor comentario. La Iglesia se equivocó al apoyar a Franco, pero, ¿por qué llamar fascistas a los mártires? Porque, evidentemente, ese “recuerdo de los muertos de un solo bando” les sirve para meter la puya respecto a las beatificaciones del pasado octubre. En fin, ya escribí en su día sobre ello, así que, pasemos página. O mejor, démosle con ella en la cara a los majetes de Público.
La Iglesia, señores, sí suele pedir perdón. Juan Pablo II fue el Papa que más veces pidió perdón por los daños que la Iglesia pudo haber causado a la sociedad. Pidió perdón por las guerras de los cruzados en oriente; pidió perdón por las muertes injustas y sin razón a manos el tribunal inquisidor; pidió perdón por las múltiples y falsas guerras en nombre de Dios; pidió perdón por el exceso de poder y la opresión que han sufrido los pobres por parte de una jerarquía anticuada y abusadora…Sí, pidió perdón. Sólo hay que echar un ojo a algunas de sus encíclicas o múltiples homilías.
Es más, la Conferencia Episcopal también se ha disculpado. En 1999 salió a luz un documento titulado La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX, donde se unía el pasado con el presente, se daba gracias a Dios por los dones recibidos y se reconocían los pecados de la Iglesia. Además, Blázquez, en sintonía con Juan Pablo II, quiso recordar, en su reciente discurso, que “pedir perdón y reorientarnos implica tanto el reconocimiento de las limitaciones y de los pecados como el cambio de actitud y el propósito de la enmienda”. Y añadió: “Deseamos pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en uno u otro lado de los frentes trazados por la guerra”.
Pero no es suficiente: “Perdón con la boca pequeña”, añaden en un ladillo. No, claro que no, nunca es suficiente cuando los argumentos en contra se acaban, cuando un jefe mete presión y la noticia debe salir con un buen titular a la cabeza. En esa situación, se tira de donde sea: “Ricardo Blázquez no se despegó de un discurso que, como todos los suyos, huye del ruido de los grandes titulares, pero supo desempolvar palabras que hasta ahora permanecían enterradas en el diccionario de los obispos. De esta manera, el presidente de la Conferencia Episcopal también recordó a quienes no lucharon en el bando bendecido por la Iglesia”.
Si algún fallo tienen los medios cuya línea editorial es de izquierdas, es el de pecar de imprudentes respecto al tratamiento de las noticias eclesiales. No se paran, no leen, no analizan, simplemente lo sueltan y ya está. Me estoy imaginado una conversación entre el jefe de un periódico y alguno de sus redactores:
Redactor: -Tenemos un buen titular, jefe, que, además, jode a la Iglesia.
Jefe: -Buff, me encanta. Ya estás quitando el que teníamos en portada, te buscas una foto del Blázquez ese y me lo colocas a 5 columnas, ¿eh? ¡Y rapidito que hay que darles caña a esos purpurados!
Ahora, fuera de bromas, es evidente que cada medio de comunicación tira para su lado. En el panorama de la información nacional no se salva ni el gato. TODOS están vendidos y atados a alguna empresa que les dicta por donde tienen que andar sus informaciones. Pero, aun partiendo de esa desoladora base de la que todos somos conscientes, lo que me parece aún más triste es el herir por herir, alimentar el odio y animadversión contra la Iglesia a partir de unos clichés históricos a los que se les da bombo y bombo hasta reventar.
Evidentemente, estas publicaciones saben a quien van dirigidas, tienen un target muy concreto y una audiencia fiel predispuesta a la crispación y a dejarse provocar. Lo que no saben, medios como Público, es que, los cristianos del S.XXI que nos acercamos a sus páginas y leemos esas cosas, estamos empezando a inmunizarnos, pronto dejarán de afectarnos y pasaremos de largo. De momento, nos sentimos como cuando nos sentábamos en el sofá las calurosas tardes de agosto y cambiábamos de canal porque en la primera estaban echando de nuevo “Verano azul”. O sea, estamos muy cansados de leer siempre lo mismo, siempre la vuelta a la misma tuerca, siempre los mismos y pesados argumentos en contra de la Iglesia. Por favor: ¡Renuévense!
Pulse aquí para bajar la edición PDF del Diario Público del día 20 de noviembre.
lunes, 26 de noviembre de 2007
Cristo: ¿Monárquico O Republicano?
“Mi reino no es de este mundo” (Jn 18, 36)
Ni en un Mercedes, ni en un BMW oficial. Entró triunfante sobre el lomo de un pollino… Ya me gustaría a mí ver a algunos políticos de nuestra España haciendo de su vida un ejemplo claro de lo que es servir a los demás…, sin aparentar.
En la palestra cotidiana hasta el más “pintao” procuraría bajarse de la cruz en los momentos difíciles y salvar su pellejo: “¡yo a lo mío y que se las apañen los demás!” La pobreza ideológica e intelectual influye, con el miedo, sobre la valentía que ha de demostrar el creyente que se siente llamado a imitar la vida de Jesús y a dar ejemplo. Y, aunque es cierto que muchos prelados de boquilla o cristianos de misa semanal, no dan la talla para ponerse como modelos; eso no se puede convertir en una excusa para huir y no fijarse en nuestros rasgos comunes esenciales: humildad, sencillez, sacrificio, amor y perdón.
jueves, 22 de noviembre de 2007
"La Paz Es El Bien Supremo"
Esta tarde me ha ocurrido algo maravilloso, no sé si os ha pasado alguna vez. A mí, estas cosas me dan vida. Es como el que, de pronto, descubre que tenía un maletín lleno de chocolatinas bajo su cama y que, durante muchos años, no ha sido capaz de olerlas. Pero, resulta, que un buen día da con ellas. Tengo en casa muchísimas películas, de todo tipo, históricas, comedia, dramas... Pero, por falta de tiempo, o porque sé que siempre van a estar ahí, casi nunca me pongo a verlas. Cada noche, al guardar el móvil en el cajón de mi mesilla, me topaba con la carátula del largometraje "Juan XXIII, el Papa de la paz". No exagéro si digo que llevaba ahí más de un año y, yo, pobre ignorante, nunca reparé en él . Pero, hoy, por exigencias universitarias, la he visto. Aún estoy flotando en una nube, casi mística diría yo. No tengo palabras, sólo puedo atinar a escribir estas:¡Tenéis que verla! ¡Todo aquel que valore la humildad, tiene que verla!
Àngello Roncalli era el cuarto de catorce hermanos y su familia se dedicaba en exclusividad al campesinado. Apenas tenían dinero para subsistir así que, ante la temprana vocación del pequeño, su padre cerró la posibilidad de inmediato: "necesito hijos trabajadores para que entre el pan en esta casa y poder vivir, así que, nada de curas". Lo que no sabía el padre de Àngelo es que cuando Dios llama no hay puertas ni muros que puedan detener su voz y que cuando una vocación latente se reprime lo único que se consigue es que estalle con más fuerza y energía, inundando a todos de amor. Roncalli se dio cuenta, no había vuelta atrás, Dios estaba en él y necesitaba darse a los demás. El Señor se salió con la suya. Gracias a la ayuda económica de un sacerdote amigo y de un terrateniente, el pequeño pudo ingresar en el seminario y, después de unos años de preparación, recibió las Sagradas Órdenes.
Juan XXIII fue su nombre una vez elegido Papa pero, antes de ello y durante toda su vida, Àngelo Roncalli demostró ser fiel transparencia de Jesús. Ante todo era humano, tenía los pies en el suelo y, aunque era un hombre de profunda Fe y temor a Dios, no dejó de lado, jamás, los problemas de los que clamaban un poco de justicia. Su gran conciencia social, lejos de inmunizarlo, lo mantuvo despierto y entregado a los demás durante uno de los periodos más duros y crueles de la historia moderna. Los totalirismos estaban en pleno auge y la Iglesia no era bien recibida en sus casas. Persecusiones, matanzas de seres humanos inocentes, campos de concentración, todas estas barbáries, junto a un buen corazón aferrado al Señor, fueron forjando la personalidad de este Papa que eclipsó a un mundo que clamaba sin cesar un nuevo portavoz de Cristo, en definitiva, un nuevo emisario de la Paz.
Ante todo, a Àngelo le importaba la persona. Desde Roma le solían criticar porque, durante su estancia en Bulgaria -siendo ya Obispo-, se relacionaba con la Iglesia Ortodoxa o se encargaba de tramitar "visados de tránsito" de la delegación apostólica para salvar a los judíos del cruel destino que les esperaba en Mauthausen-Gusen o Treblinka. "Àngelo, te dedicas a ayudar a todos pero, ¿cuántas conversiones has conseguido en este tiempo?", le preguntaban desde el Vaticano. Cuando tuvo que dejar Bulgaria, un gran número de fieles ortodoxos, campesinos y obreros pobres, salieron a despedirlo en señal de gratitud y ecumenismo. "¿Conversiones? -respondió-, la gratitud y el amor son las verdaderas conversiones...". El Papa bueno, el Papa de la paz -lo llamaban- no son calificativos alimentados de vagueza o rumores sino de actos y de entrega.
No tiene por objeto, esta entrada, ser una biografía de Àngelo Roncalli, eso, no tendría ningún sentido ya que en internet hay cientos de páginas donde poder encontarla y, por lo tanto, yo no estaría aportando nada nuevo. No, no son los datos biográficos los que pretendo destacar sino su forma de vivir, sus palabras y su buen hacer. Nada más ocupar su lugar correspondiente en el Estado Vaticano llevó a cabo unas cuantas medidas que, estoy seguro, no le harían ni pizca de gracia a la curia de 1.958. Decidió que, debido a su voluminoso peso, los cargadores de la silla papal debían cobrar más que cuando estaba su antecesor Pío XII, además también les subió el sueldo a los jardineros, "por lo bien que cuidaban de las flores, las hijas mudas de Dios". Pero, ¿de dónde sacó el dinero para poder remunerar con un mayor salario a los empleados? Pues, rebajó el sueldo de la curia y, así, de paso, les recordó que el voto de pobreza también iba con ellos. Este Papa venía pegando fuerte y se las traía. Muy pronto, estaría en boca de todo el mundo debido a su infinita bondad.
Si había algo que obsesionaba a Juan XXIII, era el logro de la paz. "Hay tanto que hacer, hay tanto dolor. La paz es posible, es necesaria, los mandatarios del mundo se tienen que sentar en una mesa y dialogar. Los cristianos mismos tenemos que dialogar. El dialogo es la base de toda relación, por muy crispada que esta pueda llegar a ser, mediante el diálogo es posible entenderse. ¿Acaso si Kruschev y Kennedy se sentaran en una mesa y dialogaran no iban a entenderse? Claro que sí, lo que pasa es que nadie quiere dar el primer paso. Los humanos no debemos defendernos sino entendernos".
"Los cristianos no pueden tener miedo, deben ser atrevidos", decía constantemente. Y él lo fue, sí que lo fue. En situaciones de máxima tensión supo mantener el talante, rezar y confiar en que la providencia lo ayudase a elegir el buen camino. Quiero hacer mención a un mensaje que Juan XXIII lanzó por radio a las altas esferas comunistas y capitalitas en plena Guerra Fría. Resulta curioso, y he consultado en varios libros y páginas web, no encontrar alusión alguna a este acto tan memorable y decisivo para el destino de la humanidad. Durante la crisis de los misiles de Cuba, en 1.962, los dos bloques principales que conformaban los bandos de la guerra fría, EE.UU y la URSS, estuvieron a punto de enfrentarse y causar la muerte de millones de personas mediante una hecatombe nuclear. "Después de continuas negociaciones secretas", recogen los libros de historia, las dos potencias llegaron a un acuerdo y pusieron fin a la crisis. Pero falta un detalle, una pieza sin la que el puzzle no acabaría de encajar. Juan XXIII, consciente de la importancia de los medios de comunicación y del desastre que supondría el estallido de la crisis, grabó un mensaje radiofónico que, posteriormente envió a la Casa Blanca y al Kremlin. En él instaba, con palabras de paz y cordura, a que pesaran en las víctimas, en la gente inocente que iba a morir, y a que valoraran si realmente era necesaría esa guerra. Ninguno de los dos bloques quería dar el primer paso, eso sería como aceptar la superioridad del enemigo. Finalmente, escucharon al Papa y ambos acordaron retirarse al mismo tiempo.
En sus cinco años de pontificado visitó hospitales, parroquias y cárceles, transmitió la Palabra allí donde puso un pie, y escribió su famosa -y no exenta de polémica- encíclica "Pacem in terris". Pero, sin duda, por lo que Juan XXIII ha pasado a la historia ha sido por preparar y convocar, en 1.962, el Concilio Ecuménico Vaticano II. Él lo define así: "La Iglesia debe encontrar nuevas palabras para llegar al corazón de todos. Las verdades de la Iglesia son inmutables pero podemos cambiar el modo de comunicarlas a los fieles. Ya que grandes peligros amenazan la paz y grandes son los cambios de nuestro tiempo, el Gran Concilio no tiene que discutir sobre dogmas sino sobre cómo debe la Iglesia responder a los problemas de hoy". Católicos, Protestantes y Ortodoxos, fueron uno, comenzaba el camino hacia el Ecumenismo: Gracias Juan.
Murió una tarde de septiembre de 1.963, su luz se apagó en la tierra pero comenzó a brillar en el cielo. Se fue tranquilo, sereno, como sólo se puede marchar aquel que confía ciegamente en Dios. Ascendió para unirse, definitivamente, con Jesús. Por fin, pudo corresponder al abrazo fraterno que Cristo nos lleva ofreciendo, desde hace 2.000 años, con sus brazos extendios en la Cruz. Se fue para seguir caminando y mediando por la paz del mundo. "Nunca se deja de caminar porque la vida está hecha de cielo, sólo nos detenemos un rato aquí, en la Tierra, para seguir, posteriormente, nuestra senda".
lunes, 19 de noviembre de 2007
Receive The Power
La JMJ se inauguró en 1986 de la mano de Juan Pablo II. Lo normal es que su celebración se dé en la cittá eterna pero, cada tres o cuatro años, se elige un país anfitrión y se realiza a nivel internacional. Colonia fue el último destino, donde el 2005 más de 600.000 peregrinos de 200 países del mundo mostraron al mundo la fuerza transformante de la oración sincera. Posteriormente, Benedicto XVI publicó "La revolución de Dios", un libro donde narraba su grata experiencia en Colonia y daba la gracias a los jóvenes por tan inaudita participación.
"Hemos venido a adorarle, (Mat. 2, 2)", fue el tema de Colonia. Sydney también tiene el suyo propio y con un trasfondo muy humano y rompedor: "El que es más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante, (Luc. 9, 48)". ¿Quién no ha soñado alguna vez con sentirse importante? Jesús, como siempre nos vuelve a sorprender con sus palabras. No es el éxito, la fama o el dinero lo que nos hace importante a los ojos de Dios, sino todo lo contrario. El humilde, el despojado, el que se da cuenta de que su grandeza no es equivalente a sus posesiones, ese, es el que alcanza el éxito y la gloria eterna.
Conforme se vaya acercando el día iré publicando mayor información acerca de la JMJ08. De momento me gustaría quedarme con un detalle que me ha eclipsado, que no he logrado sacar de mi cabeza y que llevo tarareando toda esta última semana. Se trata del himno oficial de la Jornada Mundial de la Juventud, "Receive the power". La canción, elegida entre más de 120 candidatas, es un canto a la esperanza, es un constante gritar, un aleluia sin fin que agradece y alaba a Dios por darnos la vida y cada momento de nuestra existencia. La letra es preciosa, aunque está en inglés es fácil de entender, la música, impecable, envuelve desde el primer momento. Os invito a que la escuchéis y dejéis volar vuestra alma por unos minutos. Además, para evitar el monopolio del inglés, se ha creado una segunda versión internacional donde también se canta en italiano, francés y español, para que os quejéis...
A continuación os paso el link que os lleva directamente a la web donde está "Receive the power", ahí os la podéis bajar a vuestro ordenador sin problemas. Además os dejo escrita la letra para que la espera se vaya haciendo más corta. ¡Abrid los oídos y disfrutad de esta gozada musical!
Receive de Power (pincha sobre el título para descargarla)
Verse 1
Every nation, every tribe,
come together to worship You.
In Your presence we delight,
we will follow to the ends of the earth.
Chorus
Alleluia! Alleluia!
Receive the Power, from the Holy Spirit!
Alleluia! Alleluia!
Receive the Power to be a light unto the world!
Verse 2
As Your Spirit calls to rise
we will answer and do Your Will.
We’ll forever testify
of Your mercy and unfailing love.
Chorus
Bridge (bis)
Lamb of God, we worship You,
Holy One, we worship You,
Bread of Life, we worship You,
Emmanuel, we worship You.
Chorus
domingo, 18 de noviembre de 2007
Vivito Y Coleando
Hoy, como cada año, las distintas escisiones de la Falange española se han reunido en el Valle de los Caídos para rendir culto su mentor y creador Francisco Franco. Bien, hasta que dentro de muy poco la Ley de Memoria histórica lo prohiba, esta personas no han hecho nada anticonstitucional. Aunque, esto no quiere decir que dichas reuniones de radicales no me provoquen cierto reparo e, incluso, temor.
Manos alzadas y gargantas que se desgañitan cantando el "Cara al sol". Recuerdos de una época represiva y amarga. Censura, miedo, paredón, los grises... ahora son palabras, pero, aun así, el sólo nombrarlas abre brechas en la memoria y a mí me llenan de rabia e impotencia. Nadie se merece una dictadura, el pueblo español no se la merecía.
Echando un vistazo a la prensa me he encontrado con la narración de la visita de los falangista al Valle. Nada fuera de lo común. Tampoco me sorprendió, demasiado, el hecho de que se celebrarse una Eucaristía. Es domingo, el día del Señor, así que, tampoco, nada fuera de lo común. Seguí, leyendo el texto, llegué a las rogatorias y... premio: rabia e impotencia de nuevo.
El párroco que presidía rogó, sí, rogó por el dictador en un tono, para mi gusto, desdeñable: "Por Franco, que perdonó a todo y a todos...". No señor, y "perdone" si me pongo quisquilloso. Según la RAE perdonar es "remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa". Franco, no perdonó, las dictaduras no perdonan. Cosa distinta es que se mereciera o no el perdón de Dios (eso no nos compete, allá arriba ya habrán ajustado cuentas). Morir perdonando a todos y a todo, uy uy, cuánta fuerza tiene esa frase, cuánto entraña en su interior. A mí, personalmente, me recuerda a la muerte gloriosa de nuestros mártires. Eso sí es ejemplo, eso sí es morir perdonando. Pero, mantener a un país ahogado y manejado a su antojo y deseo durante 40 años, padre, eso no es perdonar.
Por eso siento rabia, porque me siento Iglesia y, como un hijo toma de ejemplo a sus padres yo la tomo a Ella. Pero, ante situaciones así no me puedo callar: el hijo, hoy, se ha sentido avergonzado de sus progenitores. Como el cuerpo humano que está formado por miles de microorganismos distintos, la Iglesia también es una institución plural que necesita del aporte de cada una de sus células, llámense curas, religiosas, laicos... Cada cual, libre de pensar como quiera, puede unirse o desligarse de estos acontecimientos. Sé que hay muchos curas que no piensan en absoluto así, pero, por desgracia, hechos como el que se han dado hoy en el transcurso del Sacramento de la Eucaristía en el Valle de los Caídos, me demuestran que aún quedan de los que sí apoyan al famoso caudillo.
Yo desde luego digo: ¡BASTA YA! Si queremos avanzar, si queremos ser Iglesia del siglo XXI, si necesitamos jóvenes, porque da pena mirar un domingo a tu alrededor en la misa y verte solo entre gente mayor (con todos mis respetos a esta), en definitiva, si queremos una Iglesia viva ¿a qué viene esa exaltación de la figura del generalísimo ante Dios? ¿Cuántos años hacen falta para enterrar el cuerpo de Franco y que éste no siga recorriendo las calles de España? Democracia, libertad, hambre de Dios, solidaridad, esperanza. Esa es la esencia, ese el mensaje que queremos oír los que decidimos unirnos a Jesús. Basta de dictaduras, basta de represión y, por favor, basta de Franco.
viernes, 16 de noviembre de 2007
Y Vuelve A Amanecer
Hoy, casi tres meses después, Antonio me ha llamado. "Todo ha pasado", me ha dicho. Ana ya descansa pero, Antonio tenía algo que hacer y que, según él, me debía. "Te doy las gracias por lo que hicistes", afirmó. No he podido evitar, sentir vertigo ante sus palabras de agradecimiento. Sobre todo, porque jamás hubiese imaginado que en mis meses como becario iba a verme involucrado en una historia tan humana y a la vez dolorosa como la lucha contra la, a veces imparable, enfermedad del cáncer.
En su día le escribí a Angelita pero, hoy, quiero escribirte a ti, Antonio. Por luchar e intentar sobreponerte a esta situación. Te doy las gracias, por hacerme valorar el trabajo periodístico, por hacerme sentir útil y orgulloso al saber que mis palabras hicieron felices a Ana, Angelita y a ti. Muchas Gracias.
Desde este blog sólo me queda darte todo el apoyo y la fuerza del mundo, ánimo. No te olvides de tus familiares que estarán dispuestos a dejárselo todo por volverte a ver feliz. Y, sobre todo, no te olvides de Dios, él nunca se va, no se muda, Él está ahí en los buenos y los no tan buenos momentos. Pídele consuelo siempre que te acuerdes y recuerda que Ana ya goza de su presencia.
Un abrazo enorme. Por cierto, te tomo la palabra, no te creas que te vas a escapar de invitarme a esa comida. Y te advierto que soy de buen comer...
jueves, 15 de noviembre de 2007
El Progreso De La Fe
El jefe, para preguntarte donde has metido el dossier que te encargó, el amigo, para decirte que al final se canceló el plan de ir al cine o tu madre, para advertirte de que tengas cuidado si vas a salir ya que ha oído en las noticias que habrá revueltas callejeras debido al próximo partido de la selección española. Quita, quita, es mejor llevar el móvil encima para estar bien comunicados y el MP3 para escuchar la música que nos gusta y que, previamente, como buenos compañeros hemos “compartido” con otros internautas a través del ARES o el E-mule. Miremos donde miremos la tecnología forma parte de nuestras vidas; ayuda a que nuestra existencia sea más fácil y, por qué no, más entretenida.
¿Qué pasa cuando la tecnología y la Fe se cruzan? Para algunos, estos dos términos están tan alejados, el uno del otro, como pobreza y Bill Gates. Sin embargo, sólo se trata de una primera impresión. Los sentidos nos suelen engañar. Lo que vemos, palpamos u oímos ayuda a crear nuestra primera impresión. Pero, si nos encerramos y confiamos en que todo es tal y como lo percibimos la primera vez, posiblemente no lleguemos muy lejos. Más vale pecar de curioso y pesado que de inmovilista y desinteresado.
Es por ello, que hay rasgar con la uña hasta romper la primera capa, hay que profundizar para conocer los cambios sociales y las necesidades que, en cada momento, necesitan las personas que conforman las comunidades. A la Fe le pasa absolutamente lo mismo que a las primeras impresiones. Son muchos los que han oído hablar de ella y son muchos más, aun, los que tienen impresiones y opiniones sobre ella. Sin embargo, ¿cuántos son los privilegiados que profundizan en su Fe? ¿A cuántos les interesa? ¿No es mejor seguir con mi opinión hasta el final del camino sin importar que ésta sea errónea?
Estamos en el siglo XXI, poco a poco vamos siendo conscientes, las evidencias de ello marcan nuestro devenir diario. La Iglesia, también ha caído en la cuenta. La modernidad tecnológica, lejos de ser un enemigo al que derrotar, se ha convertido en un aliado al que apoyar a la hora de proclamar la verdad y la Palabra de Dios. Ya lo dijo Pablo VI en su encíclica sobre los medios de comunicación “Inter Mirifica” (entre lo maravilloso), publicada el 4 de diciembre de 1963, y de la que me permito citar un fragmento:
1. Entre los maravillosos inventos de la técnica que, sobre todo en estos tiempos, el ingenio humano, con la ayuda de Dios, ha extraído de las cosas creadas, la madre Iglesia acoge y fomenta con especial solicitud aquellos que atañen especialmente al espíritu humano y que han abierto nuevos caminos para comunicar con extraordinaria facilidad noticias, ideas y doctrinas de todo tipo. Entre tales inventos sobresalen aquellos instrumentos que, por su naturaleza, pueden llegar no sólo a los individuos, sino también a las multitudes y a toda la sociedad humana, como son la prensa, el cine, la radio, la televisión y otros similares que, por ello mismo, pueden ser llamados con razón medios de comunicación social.
Por lo tanto, ¿debe o no la Iglesia, valerse de los medios de comunicación y de las tecnologías en general para hacer llegar su Palabra a un mayor número de personas? En mi opinión, y quizás esté siendo un poco radical, no hay lugar para el debate, la respuesta es SÍ. La iglesia, a la que siempre se la acusa de inmovilista, carca y añeja, debe utilizar todos los medios que tenga a su alcance para hacerse oír y para gritar a los cuatro vientos (por mucho que le moleste a Nietzsche) que Dios no ha muerto.
“El conocimiento os hará libres”, decía Jesús. Antiguamente el conocimiento se guardaba en las bibliotecas de los monasterios pero ya no. Hoy, todos tenemos acceso a él. Nunca fue tan fácil conseguir información como en la actualidad. Los medios de comunicación son la plataforma más rápida y de mayor difusión a la hora de conocer de cerca la realidad social que nos circunda.
La Iglesia española quiere ser un poco más libre de lo que lo es ahora. Está dispuesta a escapar de las numerosas críticas a las que se enfrenta cada día debido al dinero que dedicaba el Estado a su financiación. A partir de ahora, su financiación se limitará a los fondos fiscales recaudados del IRPF (voluntariamente donados por los contribuyentes) y a las donaciones directas de todos sus miembros. Y ya que, como hemos dicho, no hay libertad sin conocimiento, esta vez la Iglesia está dispuesta a renovarse, hacer caso a Pablo VI y usar los mass media para conseguir que se conozca su propósito.
El resultado, lo tenemos actualmente a golpe de mando a distancia. No hay más que encender el televisor y esperar a que en algún bloque publicitario llegue el deseado mensaje. Los objetivos de anuncio son dos y quedan muy claros: en primer lugar, hacer que los cristianos, además de celebrar bautizos, bodas y comuniones, también aporten su grano de arena marcando el cuadro destinado a la Iglesia, al hacer la declaración de la renta. En segundo lugar, y tan importante como el primer objetivo, se pretende mostrar algunas de las aportaciones con las que la Iglesia ayuda a nuestra sociedad. Su contribución en países subdesarrollados, la manutención de orfanatos, la integración social con los discapacitados, le reinserción de presos, el trabajo de los misioneros…entre otros.
Sin dejar de lado uno de los más importantes y el fin último de su existencia: la proclamación de la Buena Noticia y el apoyo espiritual de sus seguidores. Y es que, igual que Jesucristo sin su origen divino sólo sería un hombre bueno, la Iglesia sin la Palabra de Dios y su difusión sería solamente una ONG más. Así que ¿por qué no usar la tecnología a favor de la expasión de la Fe? Si es que, ya lo decía al principio, hay que rasgar un poquito, así que el que se muerda las uñas: ¡que vaya dejando el vicio!
Si por algún causal no has visto los anuncios, no te preocupes, pulsa el play y disfruta:
domingo, 4 de noviembre de 2007
Recuerdos De Taizé
Taizé, una pequeña aldea de Francia, en la que el tiempo se para, donde la vida se para, donde nunca un silencio habló tanto, donde las campanas llaman a los peregrinos a la oración conjunta.
Lugar de cantos, de encuentros, de llantos, de desasosiegos, de emociones, de alegría. Es aquí donde la palabra fraternidad cobra sentido pleno, en cada sonrisa, en cada abrazo, en cada mirada.
El alma se ensancha, se eleva y el pecho se dilata. El Señor entra en ti, lo palpas y lo ves en los rostros ajenos del prójimo. Todo el mundo siente lo mismo que tú. No importa el origen, la lengua, o el color, unidos y protegidos en los brazos del Padre.
Gente joven, gente vivaz, charlatana y juguetona. Gente sin complejos a vivir la vida sin dar la espalda a Jesús, gente sana que ha dicho Sí a Dios. Siete días de convivencia, un sinfín de experiencias, cada cual nueva e inigualable a la anterior. Siete días en los que Dios se muestra tal y como es, te dice, este soy yo, esta es mi verdadera esencia, este es el AMOR que te ofrezco, tómalo.
Cinco mil personas orando al mismo tiempo, sintiendo a la par, cantando al mismo son. Al son de los Hermanos de Taizé, al son y el estilo inmortal que sembró el Hermano Roger. Canciones de alabanza, de penumbras, de esperanza, de compromiso pero, sobre todo, canciones de conversión y reencuentro: “Il Signore ti ristora Dio non alontana. Il Signore viene ad incontrarti, viene ad incontrarti”.