martes, 13 de enero de 2009

Uvas Rancias

Ya pasó la Navidad. Aunque las nevadas constantes y las luces, aún alumbrando las calles, parecen indicar lo contario. Bueno, por pasar ya pasó hasta el bautizo de Jesucristo. Desde entonces dicen que lo han visto por allá y por acá predicando. Dejémoslo, porque entre que crece rapidísimo y lo crucificamos en unos meses, más le valdría haberse quedado tranquilo en la carpintería.

Me pregunto cuál habrá sido la impresión que se habrá llevado Jesús en su nacimiento número 2009, al ver la situación del mundo. Desde luego, si tuvo tiempo de echar un ojo a la prensa, oír un momento la radio o visionar unos minutos los informativos habrá sentido una congoja enorme.

Seguro que al observar su Tierra; miró hacia atrás (2009 años) y deseó, al menos, no haber nacido este año entre tanto dolor. Casi un millar de víctimas. Entre ellas un tercio son niños. Esa es la friolera cifra que desde hace un mes ha mantenido y mantiene al mundo con la mirada fija sobre la franja de Gaza e Israel.

El turrón ha sabido menos dulce; el champán casi no tenía ganas de espumear; las uvas, rancias y sin suerte; la Natividad felicísima; las fiestas, no tanto. Una masacre. Luchas -como mínimo- propias de la Edad Media, no de seres humanos que viven en el S.XXI.

¿Por qué Dios permite el mal? Se pregunta la gente. ¿Por qué el hombre es capaz de destruirse a sí mismo sin piedad? Deberían preguntarse. El mundo está loco, el mundo oye, pero no escucha. El mandato fue claro: "creced y mutiplicaos, someted la Tierra" (Gn. 1, 28-29). Sometedla, pero no sometéos. Ante todo, sed libres para construir un mundo digno del que es "imagen y semejanza" de Dios.

Por favor, muévanse. Instituciones del mundo desarrollado, hagan algo. Son ya demasiadas las víctimas; demasido el sufrimiento y demasiada la sangre derramada en Tierra Santa y sus países fronterizos. Por favor, guerrilleros, no usad el nombre de Dios en esta guerra que parece interminable. No lo utilicen a su antojo como escudo para atacar. No tiene ningún sentido.

Esto no puede durar. Judíos y palestinos está obligados a entenderse. Los errores del siglo pasado; las luchas políticas y territoriales tienen que parar. El fin del hombre no es bombardearse bajo la excusa de un dios de plastilina, sino AMARSE.

Jesús, ¿ya te cansaste de ver imágenes cruentas por televisión? ¿Ya la apagaste al ver una pila de cadáveres que no superaban los 13 años? Si es que nunca me acuerdo. Tú eres más de estar a pie de guerra (jamás mejor dicho). Tú eres más de estar al lado de los que mueren; de los que luchan por sobrevivir; de los que tienen esperanza; de los que la han perdido. Ayúdales, pues, Tú que estás en cada ser humano. Transfórmalos para que detengan este nuevo holocausto. Aunque lleve su tiempo, no te preocupes, seguiremos orando por ello.

3 comentarios:

Carlos Sz dijo...

qué importencia, por Dios. Cuándo acabára esta masacre sin sentido!

Anónimo dijo...

El problema: en ambas cultura no se ha impregnado el humanismo cristiano. Aún no se entiende a un Alá o Yahvé misericordioso. ¿La estrategia de aniquilar al enemigo servirá? No creo, la estrategia israelí no hace más que crear cantera entre sus enemigos.
Que Israel se abra a compartir tierras y que Hamas se abra a la paz.

Jesús.

Carlos Sz dijo...

Desde luego no se entiende a un Dios homocida, eso es lo que no se entiende. Por eso, que usen su nombre para esta guerra, me parece una desfachatez. Desde luego, los cristianos somos unos privilegiados al haber tenido la oportunidad de conocer a un Dios encarnado.

Suerte con esos exámenes!