Ante la gran espectación generada y la supuesta amenaza que suponía el programa de La Sexta "Salvados por la Iglesia" no podía perderme las hazañas del "follonero". Tenías ganas de ver cómo, una cadena que nunca desaprovecha la más mínima oportunidad para atacar a la Iglesia, realizaba un programa de una hora sobre ella.
Admito que me he sentado ante el televisor bastante reacio, esperando lo peor. Y es que no es para menos, después de que, por un lado, nos hayan bombardeado con la publicidad y por el otro hayan inundado mi correo electrónico con un e-mail en contra del programa y de la cadena en general. Pues claro, así uno se condiciona. ¡Éste va a ser el programa del año, hay que verlo!
Pero nada: desilusión. Al final, como suele suceder con estas cosas, no ha sido ni tan apocalíptico, ni tan divertido como lo pintaban los unos y los otros. El tono de la emisión ha sido bastante "light", en ningún momento hiriente y en algunos instantes, incluso, graciosa. En definitiva, un programa de "graba mucho y luego corta aquí y pon allí", muy recurrentes y ágiles pero, la mayoría de las veces (y es el caso) insulso respecto a contenido.
La semana que viene la segunda parte de "Salvados por la Iglesia", esperemos que también lo hagan desde el respeto. ¿Habrá risas? Pues claro, que las habrá. Reírse siempre es bueno. Y para reírse del mundo, primero hay que empezar a reírse de uno mismo. Así que, Iglesia, ¿de qué tienes miedo? ¿De un programilla de La Sexta? ¿Y lo gracioso que estaba Benedicto XVI cogiendo la guitarra del Chikilicuatre? Anda, Madre Iglesia, riámonos un poco...
Admito que me he sentado ante el televisor bastante reacio, esperando lo peor. Y es que no es para menos, después de que, por un lado, nos hayan bombardeado con la publicidad y por el otro hayan inundado mi correo electrónico con un e-mail en contra del programa y de la cadena en general. Pues claro, así uno se condiciona. ¡Éste va a ser el programa del año, hay que verlo!
Pero nada: desilusión. Al final, como suele suceder con estas cosas, no ha sido ni tan apocalíptico, ni tan divertido como lo pintaban los unos y los otros. El tono de la emisión ha sido bastante "light", en ningún momento hiriente y en algunos instantes, incluso, graciosa. En definitiva, un programa de "graba mucho y luego corta aquí y pon allí", muy recurrentes y ágiles pero, la mayoría de las veces (y es el caso) insulso respecto a contenido.
La semana que viene la segunda parte de "Salvados por la Iglesia", esperemos que también lo hagan desde el respeto. ¿Habrá risas? Pues claro, que las habrá. Reírse siempre es bueno. Y para reírse del mundo, primero hay que empezar a reírse de uno mismo. Así que, Iglesia, ¿de qué tienes miedo? ¿De un programilla de La Sexta? ¿Y lo gracioso que estaba Benedicto XVI cogiendo la guitarra del Chikilicuatre? Anda, Madre Iglesia, riámonos un poco...