miércoles, 30 de mayo de 2007

Lo Que Se Debería Extinguir Del Hombre

Siempre he imaginado el Carnaval como un arlequín enorme que, en febrero, camina por las calles con un frasco de la felicidad bajo el brazo. Sobre unos enormes zancos, desde los que divisa toda la ciudad, pasea e introduce la mano en el recipiente para atrapar los miles de confetis que hay dentro. Después, los arroja por cada rincón y sobre cada persona para que, al recibir la lluvia de papelillos, la tristeza se torne en alegría, la censura en independencia y el desasosiego en esperanza.

Sin duda el Carnaval es el símbolo y casi el sinónimo de Libertad, con mayúsculas. Y es que no me refiero a la libertad en el concepto de hacer cada uno lo que desee sino a la libertad interior, a esa que se siente al saberse querido y valorado por los demás. Quizás, aquel que no conoce el Carnaval de Cádiz o ha escuchado hablar de él sólo de oídas puede tener la idea de que es una fiesta en la que uno se divierte, bebe, se disfraza y escucha a las chirigotas.

Sí, todos los calificativos anteriores son correctos. Pero, hoy, no nos vamos a detener en ellos sino que vamos a destacar uno de los aspectos más olvidados y arrinconados de esta celebración: el compromiso social. El Carnaval es la fiesta de la gente de a pie, en ella los más desfavorecidos tienen voto y, sobre todo, mucha voz. Los compositores de las agrupaciones intentan que parte de su repertorio se base en la sinceridad, lo social y, aunque a veces sea duro, en lo real.

Pocos se detienen a escuchar la letra de un pasodoble, obviando que en él pueda haber algo de verdad o trascendencia. Nada más lejos de la realidad. A modo de crónica periodística o diario personal, sus letras suponen una válvula de escape para el oprimido y un espejo en el que gran parte de la sociedad, muy a su pesar, se ve reflejado. La franqueza y la honradez con la que están escritos y cantados hacen del pasodoble un icono de la grandeza de Don Carnal.

Al que tiene la boca chica se la abre, al que presume de lengua larga lo rebate, al que siente los oídos sucios se los enjabona, se los lava e, incluso, se los seca y al que presume de manos largas, a ese, se las corta. Triste observo que, hoy en día, aún abundan muchos de estos últimos, los de las manos largas. Desgraciados sin nombre; bastardos sin alma que se toparon con una reina a la que jamás supieron valorar y a la que convirtieron en su esclava.

72, 62, 68, cifras. Eso son ellas ahora mismo, números para calcular estadísticas y elaborar gráficas. Guardadas en un archivo y formando parte de un dossier porque un día su pareja decidió poner fin a sus vidas. La violencia de género está presente hoy en día como una de las peores lacras de nuestro país y como muestra de lo mísero que puede llegar a ser el ser humano. Paseando por la Web me he topado con los números anteriores. Son las mujeres que en 2004, 2005 y 2006, respectivamente, perdieron la vida a manos de los hombres en los que confiaron ciegamente y por los que aguantaron lo inaguantable.

La última, hace sólo dos días. En lo que va de año 25 mujeres han muerto asesinadas por sus parejas. La fiesta grande de Cádiz guarda un trozo de su ser para, a modo de homenaje, recordar estas víctimas que injustamente ya se fueron. Existen, además, numerosos pasodobles que pretenden convertirse en un soplo de esperanza y de valentía para todas aquellas que sufren las torturas de los monstruos que tienen a su lado. El Carnaval también grita: ¡Escapad del infierno! ¡Salir del maltrato es posible!

Muy pocos carnavaleros olvidarán aquel mítico pasodoble que Martínez Ares compuso en 1998 y que puso en pie a todo el patio de butacas del Gran Teatro Falla. “Con permiso buenas tardes” era su título e interpretado con maestría por “Los Piratas” ha pasado a la historia del carnaval reciente como uno de los pasodobles más grandes que se haya cantado en una Gran Final.

Sensibilidad o lástima, llámalo como quieras pero cuando lo escuché por primera vez no pude evitar que dos lágrimas cayeran desde mis ojos y recorrieran mi cara. Aún hoy, que ya me lo sé de memoria, un escalofrío recorre mi cuerpo cada vez que los bucaneros le dan sentido con sus admirables voces a los versos que componen esta obra de arte.

Los Piratas (1998). Con permiso buenas tardes

Con permiso buenas tardes, vengo pa que me detenga.
Que cansá, voy a sentarme
pues verá voy a explicarle la historia de un sinvergüenza.
Lo quería con locura, toa mi vida se la di,
pero el sólo buscaba una criada, una esclava,
una mujer para parir.
Siempre decía que tenía una querida, una duquesa para él.
Que le gustaba llegar por la madrugada
pa tenernos a su merced.
Y lo he matao, a mi Juan yo lo he matao
por haberme maltratao, por sentirme una perra,
por hacerme una vieja con cuarenta y pocos años.
Y lo he matao, a mi Juan yo lo he matao
y en mi alcoba lo he dejao con mi llanto en sus labios.
Justicia no pido yo, que conmigo no la ha habido.
¿Quién me paga este dolor y la pena de mis hijos?
Así que ya sabe usted, haga lo que haya que hacer.
¡Póngame una soga al cuello, porque por primera vez,
no tengo, no tengo miedo!

Sin que sirva de precedente, la historia de esta mujer es tan real y está tan presente en la sociedad que da miedo e incluso vértigo aceptar su crudeza. Harta de aguantar, un día perdió los nervios y acabó por condenar su vida que ya no podía ser más desgraciada. Cegada por el dolor fue la odiosa venganza el camino que eligió, sin darse cuenta de que había muchas otras direcciones para llegar a la salida.

Ojalá llegue un día en el que la violencia de género no tenga cabida en los archivos policiales. Ojalá siempre fuese Carnaval para que el arlequín gigante nunca se bajese de los zancos y ahogara nuestras vidas con sus infinitos papelillos de la felicidad.


Si quieres ver el vídeo del pasodoble...

La única forma de escuchar el pasodoble a través de internet es de la siguiente manera: Entra en www.carnavaldegades.com. En la columna de la izquierda pincha sobre vídeos, una vez dentro busca el año 1998 y accede al vídeo de "Los Piratas". Espera a que se cargue y en el minuto 7:38 comienza el pasadoble "Con permiso buenas tardes". ¡Qué lo disfrutes!

miércoles, 23 de mayo de 2007

Mucho Más Que Una Excusa Para Salir A La Calle

El verdadero rey del Carnaval de tiene nombre propio: disfraz. Es inimaginable pasear por Cádiz durante su fiesta y no encontrar médicos, toreros, apaches… Cualquier caracterización es válida, ya se trate de un disfraz de creación propia o comprado en las tiendas especializadas, que hacen de febrero su mes más rentable.


Para unos, es una simple manera de pasar el rato y no “destacar” sobre los demás, pero para los que conocen la dura censura que ha sufrido el Carnaval y sus máscaras, disfrazarse es todo un símbolo de libertad. Durante las fiestas de don Carnal nuestra identidad cambia por deseo propio. Ya lo hacían en la antigua Roma y se sigue haciendo en la actualidad, mediante el disfraz, durante unas horas o unos días se adquiere un rol completamente distinto al que nos tiene acostumbrado la vida cotidiana.

Las máscaras o los disfraces, tienen su origen en los tiempos romanos. Se asocian a los antiguos cultos funerarios y a la celebración de las fiestas en honor a Baco y Saturno. En ellas, además de las clásicas bacanales, se invocaba a los espíritus de los muertos para pedirles algún favor. Para ello, una persona se vestía de blanco y con una máscara en el rostro representaba la venida de los espíritus en ayuda a los vivos.

Los bailes de disfraces son unos de los actos más divertidos y transgresivos a los que se pueden acudir durante la semana grande de Cádiz. En siglos pasados, sobre todo en etapas dictatoriales, la autoridad sabía ya del desparrame y el desenfreno que producía el estar disfrazado. Por ello, el hecho de salir a la calle con una máscara aparentando ser lo que no se es, suponía motivo más que suficiente de persecución y, a veces, de encarcelamiento. "Con el paso del tiempo y afianzamiento del régimen dictatorial, las rectricciones se iban suavizando", nos relata Ramos Santana en su libro Carnaval secuestrado o historia del carnaval. En la actualidad, cada cual se puede disfrazar de lo que le apetezca. El único límite lo marca la propia moral.

En el Carnaval de la tacita de plata conviven dos tipos de disfraces. Las agrupaciones que participan en el Concurso oficial de agrupaciones carnavalescas (COAC), suelen vestir disfraces muy elaborados, específicos para la ocasión. En este caso nos referimos a ellos como “tipo”. El mejor disfraz del COAC es premiado con la aguja de oro. Algunos de estos los tipos son verdaderas obras de arte y trasportan al gaditano a otro mundo, donde vive con toda su alma uno de los acontecimientos lúdicos más esperados. Pepi Mayo es la más famosa de las costureras de todo Cádiz y en el taller de su tienda de la “Plaza de Abastos” nacen los “tipos” más elegantes del Carnaval.

En la calle nos movemos en un ambiente totalmente distinto. El disfraz callejero no brilla por su esplendor sino por su gracia y originalidad. La camisa más hortera del baúl de la abuela; unos pantalones de los años 60 y una peluca pueden servir para salir del paso. La imagen jocosa y divertida de los disfraces hace del Carnaval de Cádiz una fiesta única, que merece la pena conocer.

Sin embargo, hay quien dedica bastante tiempo en hacerse su propio disfraz con la intención de que éste destaque por encima de los demás. Dando una vuelta por las plazas, en los días festivos, podemos encontrar casi de todo. No te sorprendas si una señal de tráfico te indica que no puedes pasar por una calle específica, sólo ofrécele un poco de manzanilla y seguro que cambia de opinión.

Si no tienes tiempo de confeccionar tu propio “tipo” o no te importa demasiado ser original, dispones de multitud de tiendas que se dedican a la venta de disfraces y sus respectivos complementos. Por lo general, este tipo de atuendos se fabrican en cadena y son de baja calidad, así que no te apures demasiado si ves que ese disfraz de abeja que tanto te gustaba, lo llevan otras 50 personas más. Mira el lado positivo: siempre puedes entablar conversación con ellos y reírte de la coincidencia. Además, por apenas 20 euros pasarás unos días inolvidables siendo una abeja más del panal.

Durante todas las jornadas de la fiesta hay gente disfrazada por las calles y, además, puedes participar en las múltiples cabalgatas que recorren parte de la ciudad en un desfile de magia y color. No obstante, el disfraz cuenta con su día grande: el primer sábado de Carnaval. Mires donde mires la marea de color, purpurina, pelucas y pinturas te inundará. No dudes. Únete a la carrera si un grupo enorme de gaditanos, disfrazados de pamplonicas, emula un encierro de San Fermín por la calle Columela. Esto es Cádiz, todo es posible. Así es el Carnaval, cada disfraz es un ilusión y cada esquina es una sorpresa y, esquinas, ten por seguro que no faltan… ¿te animas?

miércoles, 16 de mayo de 2007

Gargantas Prodigiosas A Pie De Calle

­Si te quedaste sin entradas para la Gran Final no te preocupes, las ilegales tienen cuerda para rato. Aunque quieras no podrás escapar de ellas. En cualquier calle del “Barrio de la Viña”; en una esquina de la “Plaza del Mercado”; mientras comes pescado en la “Plaza de las Flores”; allí donde estés las escucharás e inevitablemente su humor hará que te detengas ante ellas para saborear la magia del Carnaval callejero.


Las ilegales son el alma de la fiesta gaditana. Gracias a ellas el estar en la calle no se convierte en un mero hecho social. Son ellas las que, sin ninguna norma o regla que las censuren, desnudan el alma dicharachera de Cádiz y dejan al descubierto la verdadera esencia sureña. Si ya has venido al Carnaval las recordarás con mucho brío y descaro, si tienes esa asignatura pendiente, quizás no las conozcas…

“Callejeras” o “Ilegales”, cada cual las llama según más le guste. Bajo estos dos apodos se esconde todo en reguero de historia y rebeldía. En los años ochenta, un grupo de gaditanos comenzó a preparar un repertorio de letras carnavalescas al margen del concurso oficial. No tenían otra pretensión que la de pasar un rato agradable cantando y hacer que la gente que los escuchara se rieran con sus coplas.

Cualquier agrupación no puede cantar sobre las tablas del Falla. Existe un reglamento oficial que marca, mediante una serie de estatutos, todas y cada una de las normas a las que se deben ajustar las agrupaciones oficiales. El incumplimiento de alguna de ellas será penalizado negativamente por el jurado no teniendo, por lo tanto, posibilidades de llegar a la Gran final.

Las agrupaciones ilegales, llamadas así por no estar inscritas en el concurso oficial de agrupaciones carnavalescas (COAC), fueron proliferando desde las simples reuniones familiares hasta lo que son en la actualidad, verdaderas agrupaciones que, en ocasiones, no tienen nada que envidiar a las “legales”. Generalmente, debido a que la finalidad es conseguir que el público se desternille, suelen ser chirigotas las que conforman el entramado de ilegales que se van desplazando por el casco antiguo de la tacita de plata.


La libertad creativa es absoluta. En ningún momento están obligados a seguir los pasos de las chirigotas oficiales (Presentación-Pasodobles-Cuplés-Popurrit). Lo normal es que las agrupaciones callejeras den prioridad a los cuplés, con sus respectivos estribillos, ya que son los más impredecibles y humorísticos. Mientras que las chirigotas del COAC sólo cantan dos cuplés por actuación, las ilegales pueden cantar muchos más sin que nadie se lo impida.

Al ritmo de las rumbas, tanguillos y sones, las letras desvergonzadas de las ilegales llenan de picardía los oídos de los muchos que se agolpan en las estrechas calles para escucharles. Además, si no estás al día de los últimos acontecimientos nacionales e internacionales, no te preocupes. El repertorio de las callejeras lo podemos considerar casi una crónica cantada de los hechos más destacables de la actualidad. ¿Quién dijo que el periodismo no tenía cabida en el Carnaval de Cádiz?

Hoy en día, las chirigotas callejeras constituyen una alternativa paralela al COAC ya que dejan al margen, el encorsetamiento que provocan los estatutos a la hora de componer y expresar los sentimientos con naturalidad. Además se han convertido en la pasarela ideal para que las mujeres puedan dar el salto a las agrupaciones. Las ilegales, por lo tanto, constituyen una nueva filosofía; otra manera de entender el Carnaval de Cádiz. Un espectáculo gratuito digno de aplauso.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Versos Octosílabos Y Rima Asonante

Son los grandes olvidados. Siempre hablamos de chirigotas, de comparsas, de coros y de cuartetos. Pocos fuera de Cádiz, saben de la existencia de un quinto tipo de agrupación que cada año, no sin dificultades, sale a las calles para deslumbrar a los ávidos oídos que se paran a escuchar y que son capaces de valorar el arte que embarga un buen romance.

Como aquella la luna gitana de Lorca, que vino a la fragua con su polisón de nardos, los romanceros gaditanos exaltarán la belleza de la tacita y recitarán los sucesos acaecidos, con perfectas rimas y octosílabos versos.

Valientes y solitarios, los más atrevidos gaditanos, retornan y se sumergen en la esencia pura de la poética. Cada año por febrero resucitan una las tradiciones más antiguas de la literatura. Cual mester de juglería se tratase y ataviados de la indumentaria adecuada, cantan individualmente las historias encerradas en estos versos de arte menor.

El propósito del romancero, al igual que el resto de las agrupaciones carnavalescas, es hacer reír a la gente. El humor rimado milimétricamente supone una de las grandes y más desconocidas joyas del Carnaval de Cádiz. En actuaciones de diez minutos, el romancero expresa su visión sobre temas actuales desde un perspectiva muy original y, sin embargo poco apreciada.

Un solo intérprete, un bastón, un cartelón y, a veces un lacayo. Esos son los ingredientes de un romancero. Si estos les sumamos la originalidad y la simpatía del gaditano, obtenemos un plato digno de paladares exquisitos.

Cuentan historias de la vida misma pero desde una óptica humorística y original. Se apoyan en unas viñetas dibujadas en un gran cartel y que, en ocasiones, sostiene otra persona. Dichos dibujos deben corresponder al Romance que se canta para orientar e intensificar el humor de estas parodias.

Ciertamente, son pocos los romanceros que se atreven a desafiar a las chirigotas callejeras ya que su ardua preparación y realización no está bien valorada, sobre todo por los forasteros. Este año han sido 7 los genios que se han dedicado a pregonar el arte del romance en estado puro. Eso, sí lo ha hecho con una gran variación respecto a otros años.

Lo normal era que los romanceros contaran con un concurso extraoficial en locales improvisados o en las propias calles. Pero por primera vez, en el pasado Carnaval 2007, la batalla de los romances se ha librado sobre las tablas del Gran Teatro Falla. Con ello, se ha solventado el problema de actuar en lugares ineptos, a la vez que se pretende impulsar esta deslucida perla con la que cuenta el Carnaval de Cádiz.

Por fin, los romanceros tienen un sitio donde actuar a la altura de su trabajo. Ya no sucederá nunca más el trágico incidente de 2006 en el que, debido a la superación del aforo permitido, el concurso se vio obligado a suspenderse y los creadores más irónicos del carnaval tuvieron que conformarse con que los escuchasen en las calles. Parece que, por fin, el ayuntamiento de Cádiz ha dejado atrás los prejuicios y ha apostado por la recuperación de los romanceros de manera firme y factible con la creación de su respectivo estatuto.

“Los romanceros de Cádiz, habitantes de las esquinas desconchadas del ingenio de "La Viña", francotiradores del verso a bocajarro, ponen este año un pie en el Falla, hartos de un concurso arrastrado por locales atiborrados y sin la infraestructura que merece su esfuerzo".

miércoles, 2 de mayo de 2007

Guía Para Forasteros

¿Estás pensando en venir al carnaval de Cádiz el año que viene? ¿Eres de fuera y no sabes cómo llegar? ¿Te gusta tenerlo todo planificado? No te preocupes esta sencilla guía sobre Cádiz te será muy útil, tanto si decides pasar un mes de febrero diferente entre serpentinas y disfraces, como si deseas visitar la ciudad de la luz en cualquier otra época del año. Navega, toma nota y a viajar…

Cádiz es una ciudad fascinante, una de las más antiguas de Europa. La polis milenaria está asentada sobre un pequeño brazo de tierra que se adentra en el Atlántico, por lo que el agua la rodea casi en su totalidad. He ahí el encanto de la tacita de plata un espacio de crecimiento inmutable debido a que su extensión ya está totalmente ocupada. Una reliquia que se conserva década tras década.

Cómo llegar:
Debido a su pequeña extensión, Cádiz ciudad no cuenta con aeropuerto propio. Si vienes en avión hasta el sur, el aeropuerto internacional más cercano se encuentra a 35 km en la ciudad gaditana de Jerez de la Frontera. Desde el aeropuerto “La Parra” parten autobuses que te llevarán hasta la estación de cercanías y autobuses de Jerez, allí ambos transportes parten hacia la capital de la provincia. ¡En poco más de media hora estarás en Cádiz!

Si el avión no es tu transporte preferido, si volar no te gusta, puedes optar por otros medios alternativos para llegar. Una buena opción es el tren. RENFE cuenta con conexión regular con las todas las grandes ciudades españolas como Madrid, Barcelona o Sevilla. Si vienes desde Madrid o Barcelona puedes coger el Ave hasta Sevilla, la capital andaluza. Una vez allí, en la estación de Santa Justa, has de tomar el tren Andalucia Express dirección Sevilla-Jerez.

El coche propio también es una buena opción para viajar hasta el sur. Si vienes por Sevilla has de tomar la autopista A-4 y en poco más de una hora habrás llegado. Si vienes por Algeciras deberás conducir por la N-340 hasta Vejer de la Frontera donde tomarás la autovía E-5 que te llevará directamente hasta el Carnaval. El mayor inconveniente de llegar en coche es que, sinceramente, Cádiz no puede presumir de un gran número de aparcamientos. Es decir, que si normalmente es difícil aparcar en las calles de la ciudad, en su fiesta grande se convierte en toda una odisea. Pero cada cual es libre de acercarse como mejor crea conveniente. Aquellos para los que el dinero no suponga un problema, podrán dejar sus coches en los numerosos párquines con los que cuenta Cádiz. Pero ojo, ¡son caros!

Hospedaje:
Cádiz es un ciudad turística y por ello posee numerosos lugares donde dormir. Pero, teniendo en cuenta que durante la semana de los Carnavales la población de la ciudad se triplica, es aconsejable reservar la habitación con bastante antelación. Si al final el plan no sale y no podéis disfrutar de la fiesta, bastará con que avises en el sitio de hospedaje y no habrá ningún problema con la anulación ya que cientos de personas esperan las cancelaciones para ocupar las habitaciones libres. Cada cual puede elegir su nidito en Cádiz, según su presupuesto. Desde hoteles de lujo como el “Playa Victoria”, hasta los hostales más modestos en pleno casco antiguo.

Sólo piérdete
Una vez en Cádiz y con hospedaje adjudicado, sólo queda disfrutar al máximo del encanto de este rincón, casi desapercibido y escondido, del extremo sur de la península ibérica. Para el incansable viajero y descubridor de cada recoveco le vendrán bien unos consejos que deslumbren y colmen sus ansias de Cádiz y Carnaval. El más importante es el siguiente: sal a la calle, no tengas miedo a perderte en el laberinto de piedras ostioneras, la tercera vez que te pierdas comenzará a sonarte cierta calle, o volverás a pasar por alguna de las hermosas plazas que pueblan el centro de la ciudad. Camina sin rumbo, descubriendo cada detalle, no pienses, disfruta, el resto llega por sí solo.

Pasear por el casco antiguo es un verdadero goce para los sentidos. Respirar la brisa salada del mar que se cuela por las entrecruzadas calles desde las que se pueden ver las serenas olas acariciando la arena blanca. Pasarse por la freiduría de la “Plaza de las Flores”, y comprar un cucurucho de surtido de pescaíto frito para comértelo mientras paseas por el encantador “paseo marítimo del campo del sur”.

Y por la noche...
Después del multitudinario primer fin de semana del Carnaval en el que no habrás tenido tiempo más que de salir disfrazado y gozar de la alegría de la calle, llegará el lunes y con él una nueva semana (mucho más sosegada) para disfrutar y descubrir la noche gaditana. Mientras que en verano la actividad nocturna se desarrolla en la parte nueva de la ciudad, en torno a los chiringuitos que pueblan las orillas de la playas, durante el resto del año, y Carnaval no es la excepción, la fiesta la encontramos en el casco antiguo.

Locales hay para todos los gustos, algunos optan por ritmos americanos o británicos pero, normalmente, predomina en ellos la música española. De visita obligada son el Woodstock, donde podréis encontrar el mejor rock internacional, billares y una gran variedad de cervezas además de una de las mejores vistas a la playa, y el O´Connells, un bar irlandés situado en la hermosa plaza de San Francisco en el que siempre se pasa un buen rato tomando una cerveza y charlando tranquilamente. Los más juerguistas cuentan con la Punta de San Felipe, una zona repleta de pubs y discotecas, donde la noche se alarga hasta las primeras horas de la mañana.

Por último, por si aún te quedara alguna duda, aquí tienes algunas direcciones que pueden serte muy útiles a la hora de organizar y disfrutar de tu viaje. Prepara la maleta, descubre y sorpréndete en Cádiz. ¡Ah! ¡No te olvides de meter el disfraz en tu equipaje!

Webs interesantes:
Guía Campsa: Para que planifiques tu ruta.
RENFE: Reserva tu billete de tren.
Vueling, Iberia, Spanair: Vuela hasta Cádiz.
Hoteles y hostales: Duerme como en casa.
Turismo Andalucía: La Web oficial de turismo por Andalucía.
Disfraz on-line: Por si se te olvidó comprar el disfraz.